Política

Rajoy o Rubalcaba: ¿quién se ha ganado el debate sobre el estado de la Nación?

    Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba, durante el debate sobre el estado de la Nación de 2014. <i>Foto: EFE.</i>


    El debate sobre el estado de la Nación de 2014 no se apartó ni un ápice de lo previsto. Al menos de lo previsto en Moncloa y Génova 13. La lucha dialética entre el presidente, Mariano Rajoy (PP), y el líder del principal partido de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE), se esbozó únicamente en tonos blancos o negros. Y económicos, por descontado. Así ha sido el debate entre Rajoy y Rubalcaba

    Rajoy optó por el optimismo -sobre todo a pocos meses de las europeas del 25-M-, por presentar a una España que según él ya "va mejor" tras la crisis. Desde el otro rincón del cuadrilátero, Rubalcaba siempre ha visto el vaso medio vacio, para poner el foco sobre los rincones oscuros de España. Sin embargo, el entrar en este análisis económico ha sido -precisamente- lo que le ha hecho perder fuste ante un adversario que esperaba con todo su arsenal de 'pequeñas buenas noticias' (pero buenas), listo para atacar. Así, el excesivo triunfalismo de Rajoy fue superando a Rubalcaba exacerbando los detalles. La pugna paralela entre Rajoy y Rubalcaba en Twitter

    "Hemos atravesado con éxito el Cabo de Hornos", resumió un marinero Rajoy que sólo miraba al sol: "Ya se palpan los resultados y encuentran justificación los sacrificios", presumía el presidente, a pesar de tener que admitir que es "imposible" crear empleo "al ritmo que necesitan" los cinco millones de parados.

    Pero Rajoy había planeado su estrategia contando con el triunfalismo y atrincherado en la economía, y le salió bien. En la Carrera de San Jerónimo, se ufanó porque ahora España tenga menos parados que hace un año, por el recorte del déficit, por tener a la exportación en máximos, por la bajada de inflación, por el aumento de la competividad, la estabilidad de la prima de riesgo y hasta por el retorno de la inversión extranjera. Noticias pequeñas (como los anuncios que hizo en las Cortes), sí, pero noticias buenas que se hilaban hasta el mantra que quería imponer: España está en la senda del crecimiento tras dejar atrás la recesión.

    Y, frente a un Rajoy más seguro que otras veces, un Rubalcaba que se afanaba en señalar las sombras no descritas por el presidente, quien incluso le tachó de "apocalíptico y que nada tiene que ver con el interés general de España". "¿En qué país vive usted?", le espetó el socialista nada más abrir su turno, para luego acusar al presidente de aprovechar la crisis para agravar la desigualdad.

    El socialista quiso convertirse en la voz de los débiles, de los que sufren, de aquellos para quienes lo peor de la crisis está por llegar. Y así entró en el cuerpo a cuerpo: "Ha hecho política de derechas con la crisis como coartada". Sin embargo, con sólo dos folios y un esquema de todo lo que quería decir, al final acabó zozobrando frente los datos económicos.

    Un mitinero y duro Rubalcaba, quizá azorado por su crisis de liderazgo en Ferraz, se mostró vehemente pero disperso, y sólo chocaban en la esencia: lo que uno veía bien, el otro lo veía mal. Al final, el cara a cara se recrudeció e incluso ambos se acusaron de mentir.

    "¿Le ha ocurrido algo a usted esta tarde?", cuestionó Rajoy más tarde. "No le veo optimismo sobre el futuro de este país", señaló, antes de insistir en sus "datos objetivos", en ese anzuelo que había preparado para el Rubalcaba más de izquierdas en tiempos y que él mismo mordió.

    El yugo de la hemeroteca

    Ambos políticos usaron titulares y las portadas de otras épocas como arma arrojadiza. Como muestra un botón: el socialista exhibió un artículo escrito por el político gallego en El Faro de Vigo  para intentar denostarle. "El hombre es esencialmente desigual; (...) ya se sabe que los hijos de la buena estirpe tienen mejores resultados", decía Rajoy. Eso sí, en 1983.

    Rajoy, que no mencionó el tema del aborto pese a los intentos socialistas, asestó también su golpe final a través de las portadas sepias de hace años: que si las concertinas las instalaron las socialistas, que si los datos del paro del último gobierno del PSOE. La herencia del zapaterismo hundía en esta ocasión a Rubalcaba, justo frente a un Rajoy que a menudo la usa para justificar sus errores. En esta ocasión, el pasado le guiñó un ojo, cuando el presidente recordó a Rubalcaba cómo era España cuando él era vicepresidente de José Luis Rodríguez Zapatero. Contra ese escenario, incluso los modestos logros de Rajoy se alzan como vencedores indiscutibles.

    La gran ausente del combate fue ETA. Ni uno ni otro mentaron a la banda, y ambos incidieron poco en la consulta catalana que quiere celebrar Artur Mas. Sin embargo, Rajoy tendrá que volver a hablar sobre el soberanismo y terrorismo en sus debates con los nacionalistas catalanes y vascos. La agenda del debate

    Abucheos y aplausos

    El duelo parlamentario se saldó sin que el presidente del Congreso, Jesús Posada, se haya tenido que ver obligado a intervenir para llamar el orden a los diputados de una y otra bancada, que estaban totalmente volcados con sus respectivos líderes.

    Tan sólo en una ocasión el presidente del Congreso llamó la atención a una diputada, en concreto a la socialista Marisol Pérez Domínguez, y fue cuando Rajoy tiró de hemeroteca y repasó algunas de las portadas de periódico sobre los datos económicos que se registraban durante el Gobierno socialista.