A fondo: Cataluña "no toca" en el canal del presidente de plasma
A la vista de las intervenciones públicas a las que estamos asistiendo, uno llega a la conclusión de que da igual que Mariano Rajoy comparezca de cuerpo presente o que lo haga a través de ese televisor de plasma tras el que se ocultó para hablar del caso Bárcenas.
Porque sea ante los periodistas en Moncloa, en entrevista televisiva o intervenciones en el Parlamento, desde noviembre último el presidente repite, como si de un disco rayado se tratara, los mismos mensajes y con palabra casi idénticas: que España ya va bien por sus reformas y que tiene muy claro lo que hay que hacer con Cataluña.
Eso sí, no deja de asfixiar con más sacrificios a los ciudadanos -sus silencios sobre las reforma fiscal anuncian lo peor- y sigue sin decirnos cual es su plan para solucionar el más grave problema político que tiene hoy el Estado", como le recordó este miércoles el diputado de Unió, Josep Sánchez i Llibre, en una intervención que más parecía un SOS a la desesperada, tanto para España como para Cataluña y para su propio partido político, que de seguir la deriva de Mas cuesta abajo en la rodada pueden acabar todos fané y descangallados como la cabaretera del tango de Gardel.
Que hasta tres veces le insistió a Rajoy el bueno de Sánchez i Llibre, para que diera una respuestas política y estuviera a la altura de la circunstancias. Y hasta le recordó, incluso, el último informe de Moody's en el que la agencia de calificación avisaba de las graves consecuencias económicas que para España tendría el no encontrar una solución política para Cataluña. Pero ni por esas.
El presidente sólo se salió del guión para decirle que "hoy no toca" y siguió con sus panegíricos sobre las bondades del Consejo Europeo y de su gestión para terminar en plan más cursi que poético anunciando que Europa "ya respira otro aire frente la zozobra y el desasosiego". Pues será la Europa que empieza en los Pirineos, porque si de algo andamos sobrados aquí en nuestra piel de toro, con seis millones de parados, una fiscalidad confiscatoria y el país amenazado de romperse, es de eso, de zozobra y de desasosiego. Tal cual.