Política
El análisis| Cuando llegue la hora la gente optará por el 'voto útil' a PP y PSOE
Hoy, viernes, publica El Periódico de Cataluña una encuesta de intención de voto que indica que si se celebraran ahora elecciones generales, el PP y el PSOE sólo obtendrían conjuntamente el 53% de los votos.
Es muy aventurado hacer pronósticos electorales a largo plazo, y no se puede descartar que, cuando se aproximen los hitos electorales, el electorado opte en última instancia por el llamado 'voto útil' y se decante mucho más masivamente por los grandes partidos en detrimento de las minorías que, por mor de la proporcionalidad corregida, deben realizar un esfuerzo mucho mayor para conseguir una representación apreciable.
En concreto, el PP ganaría las elecciones con el 28,1% de los votos, aunque bajaría a entre 118 y 122 diputados desde los 186 escaños que tiene en el actual Congreso, en tanto el PSOE conseguiría el 25,5% de los votos y pasaría de tener 110 diputados a una horquilla de entre 104 y 107.
A continuación, IU-ICV lograría el 15,6% y entre 48 y 50 diputados, y UPyD el 12,2% y entre 31 y 33 escaños. CiU se haría con el 3% de los votos y entre 11 y 12 diputados, frente a los 16 actuales, y ERC el 2,1% y entre 7 y 9 escaños, mientras que otros partidos conseguirían los entre 24 y 26 diputados restantes del hemiciclo.
Este sondeo coincide con las tendencias ya apuntadas con anterioridad: la encuesta de Metroscopia del pasado junio, por ejemplo, aseguraba que de celebrarse las elecciones en aquel momento, el PP obtendría el 24.5% y el PSOE, el 21,5, en tanto IU conseguiría un 16,8% y UPyD, un 13,4%.
En otras palabras, PP y PSOE lograrían conjuntamente el 46% de los sufragios, un porcentaje alejadísimo del que consiguieron en las elecciones generales de 2008 ?el 83,8%- e incluso en las de 2011 -73,5%-, en la que ya comenzó a advertirse el proceso de decadencia.
El por qué
El hundimiento del bipartidismo, en cualquier caso, no es más que el declive de sus dos términos, el PP y el PSOE, y se debe a una acumulación de factores: en primer lugar, porque la opinión pública percibe que ambos no han resuelto los problemas cuando han tenido el poder. El PSOE fracasó en la gestión de la crisis en la legislatura anterior y el PP no ha sabido remontar la pendiente en la presente. Uno y otro han seguido estrictamente las indicaciones que han recibido de Bruselas y Berlín.
En segundo lugar, PP y PSOE han demostrado la misma inoperancia y parecida tibieza ante la corrupción. Uno y otro han acusado a los jueces que perrsiguen sus miserias (el 'caso Bárcenas' y el 'caso de losEREs andaluces') de pretender abrir "una causa general" (sic) contra los respectivos partidos.
Y ninguno de los dos fue a los tribunales a pedir responsabilidades por el 'caso Bankia', un auténtico latrocinio que los mismos habían personificado al estar presentes en el consejo de administración: han tenido que ser las minorías las que han presentado las denuncias al juez.
En tercer lugar, y por último, los dos grandes partidos se resisten a abrirse a la sociedad, a introducir criterios claros de democracia interna, a permeabilizarse y permitir la circulación de élites. Siguen siendo oligarquías cerradas y endogámicas que miran su propio interés y no el interés general.
En definitiva, no parece acreditado que cambien las grandes tendencias políticas de los ciudadanos: lo que ocurre es que las grandes organizaciones se derrumban por el despeñadero de su falta de liderazgo y su incapacidad para regenerarse y revivir.