Política

Análisis: Rubalcaba prepara su relevo

    El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. Foto: EFE


    Se ha destacado últimamente que los principales dirigentes del PSOE que no residen en Ferraz dan por segura la marcha de Rubalcaba, quien en ningún caso "sería un estorbo" (García-Page) para la renovación del partido. Patxi López, hoy por hoy el candidato más potente de los que probablemente se postularán para el liderazgo y la cabecera de cartel en las próximas generales, mantiene el mismo discurso. La insinuación en boca de casi todos sugiere que el actual secretario general piensa marcharse después de desempeñar un papel de gran importancia en la renovación ideológica, que se está desarrollando y que culminará en la Conferencia Política que debe consolidar las consecuencias de los seis diálogos -discusiones- abiertos en el partido, de los que faltan todavía dos: el de Igualdad, que se celebrará en Sevilla el 8 de junio y el de Bienestar Social en Albacete el 22 de junio.

    Concluido el debate interno previo a la Conferencia, se celebrará un consejo territorial el 6 de julio, muy relevante porque deberá decidir el modelo de relación del PSOE con el PSC (los socialistas catalanes ya han insinuado que piensan ir a las elecciones europeas de la mano de la restante izquierda catalana, IVC y EUiA, como ya han hecho en el Senado; el PSOE podría quedar o no incluido en esta coalición). Y a continuación, el 13 o el 20 de julio, se celebrará un Comité Federal, que someterá a la Conferencia política lo que se acuerde, y, en todo caso, la consolidación de un nuevo ideario.

    Es loable que los partidos celebren debates ideológicos, y resulta sensata la secuencia trazada por el PSOE derrotado en las pasadas elecciones generales: tras el congreso de Sevilla, que puso de manifiesto una fractura, se revisa el ideario, antes de proceder a la apertura del partido, proceso reclamado por la opinión pública y que comportará la celebración de primarias abiertas a los simpatizantes para las sucesivas candidaturas pero también -según se ha anunciado- primarias entre los militantes para elegir al secretario general. Con todo, no hay que dejarse arrastrar por los requisitos procesales: el problema actual del PSOE no es de ideas sino de credibilidad.

    En efecto, la ubicación teórica de la izquierda europea -con Hollande y Letta en el poder- queda supeditada a las condiciones de contexto relativas a la crisis, así como a los márgenes europeos de que se disponga en cada caso. Frente a la reducción del tamaño del Estado -Rajoy anuncia en su cuadro macro un gasto público del 38% en 2015-, la izquierda habrá de esgrimir los modelos centroeuropeos de Holanda, Austria o Dinamarca. Frente a la ortodoxia monetarista, las políticas keynesianas de expansión monetaria a través de los bancos centrales al estilo de Japón y Estados Unidos... Lo que falta en el caso del PSOE no son ideas sino credibilidad, prestigio, liderazgo. Rubalcaba ha sido y sigue siendo uno de los grandes políticos de nuestra travesía democrática, pero la opinión pública lo identifica, justa o injustamente, con el desencadenamiento de la crisis, por lo que la alternativa al gobierno actual ha de fundarse sobre otros pilares.

    Las encuestas confirman dramáticamente esta evidencia: el PSOE no es capaz de recoger los frutos del serio desgaste que padece la formación gubernamental. Izquierda Unida y partidos oportunistas como UPyD están creciendo gracias a la mencionada impotencia socialista. Rubalcaba tiene que haberse percatado de ello y cederá sin duda el paso a otra generación. Sin perjuicio de que su contribución a la política desde un segundo plano siga siendo relevante. La democracia no engulle a sus hijos pero sí fuerza la circulación de las élites y las generaciones.