El análisis: La difícil sucesión socialista y el hundimiento de Rubalcaba
Las encuestas han terminado de hundir a Pérez Rubalcaba. La de Metroscopia, publicada este domingo, es simplemente cruel con el personaje ya que en el epígrafe aprobación/desaprobación, Rubalcaba obtiene el 5% a favor y el 87% en contra, un resultado sensiblemente peor que el de Rajoy (19%, 77%). Y en el capítulo de la confianza, quienes confían en Rubalcaba son sólo el 5%, frente al 12% de Rajoy. Las dos valoraciones de Rubalcaba registran un retroceso con relación al mes anterior.
La encuesta de Sigma-Dos para El Mundo no va a la zaga de la anterior: el PSOE quedaría a diez puntos del PP, el 62% de los votantes socialistas cree que el actual liderazgo de Rubalcaba perjudica al partido y dos de cada tres votantes de ese partido desean que las primarias para elegir a un nuevo secretario general se celebren este año?
Estas cifras, reflejo probablemente de una opinión generalizada, están estimulando la idea del relevo en Ferraz, pero el designio no parece iluminarse: a medida que crece la demanda de cambios se desvanecen los perfiles de los hipotéticos candidatos. En la misma encuesta de Sigma-Dos, el ranking de candidatos para la sucesión, es el siguiente (para el sector de votantes socialistas): Chacón, 25%; Eduardo Madina, 19,4%; Rubalcaba, 1º1,5%; Patxi López, 8,9%. López Aguilar, Griñán, Gómez, Mesquida y García Page, por este orden, están por debajo del 6%.
Hoy mismo, la SER ha hecho público otro sondeo sobre los candidatos/aspirantes, con un resultado parecido: entre los votantes socialistas, Chacón obtiene el 22,9%, Madina el 22,4%, y a continuación se ubican a cierta distancia Rubalcaba y López. El 83% de los votantes socialistas asegura que habría que elegir un nuevo líder cuanto antes...
El desgaste
Es evidente que la actual dirección socialista tiene plena legitimidad, emanada del último congreso. Con todo, la evidencia demuestra que su opción está padeciendo un desgaste que amenaza su futuro inmediato. Un futuro que queda ensombrecido porque no se perfila un liderazgo alternativo claro. Sólo una minoría socialista cree en definitiva que Chacón o Madina, dos personajes todavía verdes y con escasa historia personal, podrían asumir con éxito la tarea ímproba de levantar el partido, lograr que la opinión pública dé por superado el pasado reciente y ofrecer una opción ilusionante.
Es bien cierto que en los días previos al Congreso del 2000, del que salió el liderazgo de Zapatero, tampoco se veía un horizonte despejado pero la actual coyuntura es mucho más grave, tanto la del país como la del partido. Y es bien cierto que la política española entraría en grave crisis si una de las dos grandes opciones que han vertebrado la alternancia se desmoronase.