Política

La oposición aprovecha la discrepancia en el PP para presionar contra la reforma de la ley del aborto

    Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE.


    Este viernes quedó patente que Alberto Ruiz-Gallardón no tiene la última palabra sobre su plan de endurecer la ley del aborto retrocediendo hasta antes de la norma de 1985. La discrepancia interna en el partido admitida por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría ha dado margen a los partidos de la oposición para hacer frente contra el proyecto.

    La reforma de la ley del aborto concebida por Gallardón ha desatado una importante controversia debido a que contempla una vuelta más dura al sistema de supuestos: el ministro eliminaría la vía libre para interrumpir el embarazo en el caso de que exista malformación patente en el feto.

    Sin embargo, no todos los miembros del PP apoyan endurecer la norma, que haría retroceder el derecho español hasta períodos posteriores a 1985, y equipararía nuestro país con Irlanda, nación muy marcada por el catolicismo en este tipo de cuestiones.

    La vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, admitía este viernes, tras el Consejo de Ministros, que existían discrepancias en cuanto a la norma y que aún se necesitaba un tiempo de estudio sobre esta modificación.

    Los partidos de la oposición han aprovechado el retraso en el proyecto y la actual guerra interna abierta en el Partido Popular por este asunto para intentar presionar y frenar la reforma pretendida por Ruiz-Gallardón.

    Así, la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, denunció hoy que la preocupación del ministro de Justicia por los derechos del no nacido "resulta una ironía cruel cuando tantos ya nacidos son víctimas de estos recortes que matan", en alusión al senegalés fallecido por una tuberculosis no diagnosticada.

    En un 'post' publicado en su página de Facebook, Valenciano relató el caso de Alpha Pam, de 28 años, que "intentó que le atendieran en la sanidad pública" y que tuvo que pagar por dicha atención dos veces por ser inmigrante sin tarjeta sanitaria.

    Por su parte, el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, invitó hoy al jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, a parar la "disparatada" reforma de la ley del aborto, pero no por divisiones en el PP, sino porque "se opone la inmensa mayoría de la sociedad".

    En un comentario que ha dejado escrito en su página de Facebook, Rubalcaba considera "bueno" que el Gobierno vaya a aparcar "de momento" esta reforma legislativa. Pero es "malo", añade, que el motivo sean "discrepancias internas" en el Partido Popular.

    En juego, la aconfesionalidad del Estado

    El diputado de IU Gaspar Llamazares también se refirió a la reforma de la ley del aborto, y calificó de "clandestina" la modificación de la norma ya que, dijo, no hay nada, ni anteproyecto, ni proyecto, "solo rumores." En cualquier caso, el parlamentario aseguró que en estos momentos está en juego la aconfesionalidad del Estado. "Da la impresión que estamos todavía en el franquismo, que tenemos que guiarnos por rumores, no por leyes", ha manifestado.

    Respecto a la reforma, Llamazares ha considerado que el debate fundamental es si las leyes del Gobierno responden a la ciudadanía y sus necesidades "o únicamente a las necesidades de la jerarquía eclesiástica".

    Cree que la modificación de la ley abre riesgos no sólo en relación a los derechos de la mujer, sino también, en el intento de poner en marcha una especie de "inquisición profesional", por la cual ya no valdrá que un profesional haga una historia clínica, sino que habrá una suerte de tribunal que dirá si ese pronóstico es válido. "Esa inquisición es uno de los elementos más graves de esta ley", ha advertido.