El análisis: Chacón y el cisma PSC-PSOE
En el disenso entre el PSC y el PSOE hay dos elementos: uno de ellos, la razonabilidad o no de que se auspicie el diálogo interinstitucional para facilitar la celebración de una consulta no vinculante sobre la autodeterminación de Cataluña, y otro distinto, la disputa abierta entre el PSC, que ha votado afirmativamente a una iniciativa en tal sentido porque a su juicio coincide con su programa electoral, y el PSOE, que no acepta la consulta.
La primera cuestión es opinable, pero muchos constitucionalistas conspicuos en absoluto alineados con los nacionalistas consideran inobjetable la demanda de dicha consulta, que se apoyaría en el principio democrático. No se le puede negar ese derecho a una comunidad autosuficiente, bien delimitada y estructurada, caracterizada política y étnicamente. Frances de Carreras o Rubio Llorente, por poner dos ejemplos ilustres, están en esta posición.
Otra cosa es que al PSOE abandere esta iniciativa de forma activa. El PSOE (como el PP) es una fuerza política española con vocación de mayoría y de gobierno. El PSOE cree en la indivisibilidad del Estado español, en la existencia de la nación española y en la conveniencia de mantener dicha unidad, como requisito previo a la especulación política. Nótese que estamos hablando de creencias y no de principios, porque en política también es legitimo mantener creencias, abrazar axiomas. Así las cosas, parece lógico pensar que el PSOE no debe dar pasos para que la consulta se celebre, aunque quizá decida no oponerse a ella cuando llegue la hora de la verdad. Este razonamiento explica la razonable negativa de Rubalcaba a la propuesta, que decía textualmente "se insta al Gobierno a iniciar un diálogo con el Govern de la Generalitat en aras a posibilitar la celebración de una consulta a los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña para decidir su futuro".
La gran pregunta que ahora se debe formular es ésta: ¿tiene sentido que PSC y PSOE, que están de acuerdo en evitar la secesión de Cataluña (de esto no hay duda) rompan su vínculo por este disenso? Sin duda, un número considerable de socialistas piensa que no, aunque haya habido voces airadas como la de Alfonso Guerra partidarias del incendio.
En este punto hay que analizar la postura de Carme Chacón, quien, como es sabido, se abstuvo en la votación, por lo que ha sido multada por el PSOE y criticada por el PSC, que ha asegurado además que no volverá a ser cabeza de lista por Barcelona si no asume las tesis de su organización. Los críticos con Chacón mantienen la tesis de que su posición excéntrica se ha debido a que no ha querido arruinar sus posibilidades de sustituir a Rubalcaba al frente del PSOE en el futuro, ya que como es sabido compitió con él por la secretaría general en el pasado congreso de Sevilla, perdiendo por estrecho margen. Y se supone que mantiene sus aspiraciones.
En política, los juicios de intenciones suelen ser siempre injustos por subjetivos, y en este caso hay además asideros distintos que pueden explicar la postura de Chacón, que sería la de quien está dispuesto a luchar por todos los medios para evitar un ruptura absurda entre las dos organizaciones, que se complementan y completan entre sí desde el arranque mismo de la transición.
En la hora actual, tiene escaso sentido referenciar los análisis en la cuestión del liderazgo socialista, que está pendiente pero que difícilmente se resolverá a corto plazo. Y lo que sí parece evidente es que el socialismo catalán, condescendiente con la consulta pero opuesto a la secesión, debe seguir siendo un anclaje de Cataluña con el resto de España. Y para ello, lo inteligente es resolver el diferendo y no marearlo hasta volverlo inmanejable. Si Chacón jugaba esa carta, debería ser arropada por ambas partes.