El análisis: El papelón de Cristóbal Montoro
Montoro, que no es hábil en la tarea de comunicar ni siente la menor afición por resultar simpático, ocupa un cargo especialmente expuesto en época de crisis. es claro que sería injusto personalizar en él toda una política que, en la actual coyuntura, ha de ser necesariamente ingrata.
Hasta la intervención salvadora de Draghi, que el próximo jueves habrá que contrastar en los mercados ?ese día tendrá lugar la última subasta de deuda española antes de septiembre-, la aparente inminencia de la intervención de la economía española lanzó diversas especulaciones sobre los movimientos que debería efectuar el gobierno para recomponer la figura.
El desagaste de los ministros
Junto a las especulaciones sobre un hipotético gobierno de concentración, se ha pasado revista a la situación del actual equipo gubernamental, en el que como es lógico el desgaste ha sido desigual. Y la principal conclusión ha sido unánime: entre los pesos pesados del Ejecutivo, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, es el que mayor desgaste ha sufrido; otros ministros muy quemados son Báñez, Gallardón, Mato y Wert. Estos dos últimos, y entre otras razones, a causa de los grandes recortes en sus respectivas competencias. El titular de Justicia, por su afán de reconciliarse con el ala más extremosa del PP.
La exposición de Montoro
Sucede sin embargo que Montoro, que no es hábil en la tarea de comunicar ni siente la menor afición por resultar simpático, ocupa un cargo especialmente expuesto en época de crisis. Es la proa de la consolidación fiscal, el artífice de los recortes y el portavoz de todos los infortunios. Y ha de negarse además personalmente a todas las alegrías en el gasto de las instituciones. Pero sin perjuicio de incluirle en la responsabilidad colectiva del gobierno en la tarea solidaria de gobernar, es claro que sería injusto personalizar en él toda una política que, en la actual coyuntura, ha de ser necesariamente ingrata.
Con independencia de las guerras entre familias del PP, la principal carencia que observamos quienes intentamos mantenernos a cierta distancia por aquello de la perspectiva no es la mayor o menor debilidad de este o aquel ministerio económico sino la ausencia de un único portavoz con mando en plaza, de un vicepresidente económico que coordine Economía y Hacienda ?tarea ardua en ciertas etapas- y, sobre todo, que sea el interlocutor español en Europa, con entrada franca en los consejos de ministros, buen inglés y cierta familiaridad con el estilo de la política europea.
Las relaciones entre España y Alemania
Esta carencia, que no puede ser suplida por Rajoy ?quien no sabe Economía ni falta que le hace, aunque bien haría aprendiendo inglés a toda prisa-, está perturbando el devenir de las relaciones de Madrid con la superestructura política de la UE y el Eurogrupo y dificulta la toma de decisiones, que en la actualidad pasan por demasiadas manos.
Por resumir, desde el simple análisis micropolítico, la cuestión inquietante no es la personalidad de los ministros de Hacienda y de Economía sino la bicefalia, que redunda en la ausencia de una voz económica potente.