El PP estará cerca del gran salto de 1995, la mayor diferencia en unas municipales
A 19 días de las elecciones municipales se multiplican las encuestas sobre lo que podría ocurrir el 22M. A pesar de desconfiar de la validez de la mayoría de ellas, los candidatos están muy atentos a la gran disparidad de sondeos que aparecen estos días.
Según publica hoy El País, la mayoría de sondeos parecen ser favorables para el PP. Tanto que ya se está alertando de la euforia creciente en el partido. El Partido Popular puede desmarcarse notablemente de su rival, algo que no ha conseguido ninguno de los partidos grandes desde hace muchos años.
Después de varios años ganando por décimas, esta vez el PP puede dar "el gran salto", el landside, como lo califican los expertos para referirse al corrimiento de votos que podría incluso repetir el histórico triunfo de "las alcaldesas de Aznar" en las elecciones de 1995.
En aquel entonces, el PP de Jose María Aznar estaba en una mala situación, habiendo logrado el PSOE ampliar su ventaja hasta 13 puntos en las municipales de 1991. Cuatro años después, tras haber reducido la distancia a sólo cuatro puntos en las generales de 1993, Aznar renovó el mapa electoral.
La apuesta fue arriesgada. Personajes políticos mediáticos, como Rita Barberá, Luisa Fernanda Rudi, Teófila Martínez o Celia Villalobos ocuparon las candidaturas de ciudades como Valencia, Zaragoza, Cádiz o Málaga. El resultado no pudo ser mejor para el PP: el diferencial con respecto a 1991 fue de 17 puntos. El PSOE perdió casi ocho y el PP subió diez. Desde entonces, nunca nadie ha arrasado así en unas elecciones.
Ningún partido ha vuelto a superar al rival por más de un punto. Ahora, los expertos pronostican algo similar al gran salto de 1995: una distancia de cinco puntos en las municipales. Una gran victoria que, sin embargo, no le aseguraría el gobierno en todas las comunidades autónomas.
Los expertos le han informado a Rajoy de que tienen posibilidades de repetir en todos sus feudos e incluso ganar algunos bastiones socialistas como Extremadura y Castilla-La Mancha. Sin embargo, no tiene seguro poder gobernar ni en Cantabria, donde depende del resultado del partido regionalista de Miguel Ángel Revilla; ni en Aragón, donde depende del PAR; ni en Baleares y Asturias. En ésta última la dirección general del partido estaría incluso dispuesta a aceptar un pacto con la fuerza de Francisco Álvarez-Cascos.
Pero el signo de las elecciones para Génova lo determinará Castilla-La Mancha. La comunidad se ha convertido en la apuesta casi personal de Mariano Rajoy con María Dolores de Cospedal, número dos del PP. No alcanzar los objetivos marcados en la comunidad manchega podría provocar un sentimiento de derrota general.
Los sondeos auguran resultados muy apretados. El gobierno regional, encabezado por José María Barreda, llevó a cabo una reforma electoral que modificó el peso y número de diputados por provincia y que puede ser crucial el 22 de mayo. Populares y socialistas estarían prácticamente empatados en todas, por lo que sus esfuerzos están puestos en dos puntos clave: Ciudad Real, tierra de Barreda, y Guadalajara. Una ciudad con apenas 176.000 censados puede dictaminar el resultado de las elecciones para Rajoy.