Política

Una guerra con muchas trincheras



    La disputa en Caja Madrid provoca que Rajoy sopese designar una gestora para su partido en la región. Ahora la pelota está en el tejado de Aguirre.

    Sufrió pobreza, padeció enfermedades, perdió sus tierras, sacrificaron su ganado y vio morir a sus siete hijos y no por ello el Santo Job abandonó su fe. La paciencia de Mariano Rajoy en torno a las negociaciones para el candidato del Partido Popular en Caja Madrid no parece que se vaya a asemejar. Es más, se habría agotado ya, y tras dar un golpe sobre la mesa, estaría a punto de desalojar a Esperanza Aguirre del PP regional y de nombrar una comisión gestora que dirija al partido en Madrid.

    La pelota en el tejado de Aguirre.

    Según aseguran fuentes conocedoras de la situación que se vive en el seno del PP, la bomba está a punto de estallar y Aguirre es la única que podría desactivarla. Rajoy, consciente del deterioro que supone para la imagen de su partido la guerra que se ha desatado por la presidencia de Caja Madrid, ha hecho llegar a la jefa del Gobierno regional su intención de nombrar una comisión gestora para el PP madrileño si Aguirre persiste en bloquear la negociación hasta que no se sancione al vicealcalde madrileño, Manuel Cobo.

    La amenaza de Rajoy no parece que sea un simple órdago ya que, según las mismas fuentes consultadas por este periódico, incluso se habrían planteado algunos nombres para situarse al frente de esa gestora entre los que estaría el de la actual presidenta de la Asamblea de Madrid, Elvira Rodríguez.

    La solución de Rajoy dinamitaría el muro con el que se ha topado el líder del PP nacional en su intención de aupar al ex director gerente del FMI, Rodrigo Rato, a la presidencia de Caja Madrid. Un nombramiento que, según recuerdan fuentes del PP, ya se había consensuado en torno al mes de mayo en un pacto suscrito por Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre y el alcalde de Madrid, Alberto Ruíz Gallardón.

    A raíz de la larvada disputa que venían manteniendo la presidenta del PP regional y el primer edil madrileño, se acordó que fuese Rajoy el encargado de elegir al candidato a la presidencia de Caja Madrid.

    Según las fuentes conocedoras de aquel encuentro, Rajoy no puso ningún nombre sobre la mesa, aunque ya tenía perfilado que su candidato para la presidencia de Caja Madrid sería Rato; y así se lo habría hecho llegar al propio interesado. Pero Rato no parecía tenerlas todas consigo y, tras el verano, entabló una ronda de contactos en la que mantuvo encuentros con el líder del PP nacional que, según las fuentes consultadas por este periódico, le habría dado su incondicional apoyo; y con la presidenta del PP regional de la que también habría conseguido su respaldo.

    Pero aquel compromiso se diluyó como un azucarillo. De hecho, la presidenta de la Comunidad de Madrid, a pesar de haber delegado en el presidente de su partido la búsqueda de un candidato para la entidad madrileña, se habría puesto manos a la obra para que su número dos, Ignacio González, fuese el candidato del PP regional.

    Los apoyos

    Aguirre encargó al propio González que recabara los apoyos suficientes para su causa y consiguió el respaldo de los sindicatos, de los empresarios madrileños y hasta del Partido Socialista Madrileño (PSM). Un movimiento que, según las fuentes consultadas por este periódico, tenían la intención de neutralizar la candidatura de Génova. Pero faltaba un último escollo: Gallardón.

    La presidenta regional ya tenía la solución para lanzar y hacer irrebatible la candidatura de Ignacio González. Le ofrecía a Gallardón una mayor representación del Ayuntamiento en la Cámara de Comercio madrileña y, a cambio, el primer edil desbloqueaba el proceso judicial abierto en la caja.

    El plan resultó imperfecto porque Gallardón dijo "no" y, además, provocó que Mariano Rajoy entrase en cólera hasta el punto de convocar de urgencia una reunión con Alberto Ruíz Gallardón y Esperanza Aguirre para aclarar la situación.

    Los contactos se iniciaron antes del último debate de los Presupuestos Generales del Estado y se intensificaron después. Rajoy, reforzado tras el cara a cara con la ministra de Economía, Elena Salgado, pidió explicaciones a la presidenta regional sobre la numantina defensa que había emprendido de Ignacio González como futuro presidente de Caja Madrid. Y se encontró con una Esperanza Aguirre inflexible.

    Rajoy también se mostró intransigente y le anunció que vetaría a su candidato. La presidenta regional hizo público aquel encuentro para acusar a Génova de la intención del líder nacional del PP de "politizar" la entidad. Con ese argumento bajo el brazo, Aguirre recabó el apoyo de los empresarios madrileños y de la Asamblea regional para advertir de que lo quepretendía Génova era una "ilegalidad".

    Según las fuentes consultadas por elEconomista, Rajoy no se amilanó e hizo llegar a la presidenta regional dos mensajes: los trapos sucios se lavan en casa y que no aceptaría, bajo ningún concepto, que Ignacio González presida Caja Madrid.

    La marcha atrás del PSM

    Entretanto, el líder de la PSM, Tomás Gómez, a quien la Comunidad de Madrid había considerado su aliado, empieza a retractarse a pasos agigantados. Mientras que el 19 de octubre argumentaba que el único acuerdo válido en Caja Madrid era el que había suscrito en julio con el PP regional; tan sólo tres días después y a medida que iba creciendo el grado de enfrentamiento entre las dos facciones del PP, Gómez parecía desmarcarse asegurando que no existe ningún pacto e, incluso, que "ni siquiera está terminando de pactar el preacuerdo de julio. Lo único que hay es un preacuerdo en cuanto a préstamos a pequeños y medianos empresarios , hipotecas para familias...".

    Ese mismo día, también hablaba por primera vez la ministra de Economía, Elena Salgado, para apuntar que el candidato a la presidencia de Caja Madrid tenía que ser un "profesional con experiencia en el sector financiero". Una faceta que no se encuentra dentro del currículum del número dos de la Comunidad de Madrid y que se interpretaba como otra zancadilla en la carrera emprendida por González.

    El fin de semana del 24 de octubre fue duro para la presidenta regional. Con el enfrentamiento abierto con Rajoy, la retirada del apoyo de la PSM y la intención del Gobierno de desaprobar al vicepresidente regional como candidato a la entidad, Aguirre se dirigió a González para decirle: "Nacho, no puedo seguir adelante con esto".

    La gota que colmó el vaso cayó el lunes 26 de octubre. Aguirre se desayunaba con una entrevista en El País en la que el vicealcalde madrileño se refiría a sus colaboradores como "vómitos" y acusaba de situar a Rato en las "cloacas".

    La presidenta regional, lejos de amedrantarse por aquellas duras declaraciones, pasó a la ofensiva y decidió utilizar ese ataque personal como elemento para una negociación que comenzaba a dar por perdida. Se plantó ante Rajoy y le advirtió de su intención de bloquear cualquier negociación hasta que su partido no sancionara a Cobo. Pero Rajoy tampoco pasó por el aro.

    El líder del PP nacional encargaba ahora a María Dolores de Cospedal el desbloqueo de las negociaciones en las que Rajoy se reiteraba en su veto a González y Aguirre condicionaba cualquier tipo de apoyo a Rato como presidente de Caja Madrid a que se sancionara a Manuel Cobo.

    El respaldo a Cobo

    Nadie podía ocultar a esas alturas el agrio enfrentamiento que se vivía en el seno del PP. Se desata, entonces, una guerra de apoyos, lealtades y traiciones en la que Gallardón decide someter a Cobo a una cuestión de confianza en el Ayuntamiento. El vicealcalde sale airoso al contar con 19 votos a favor y 13 en contra. A la vez, Aguirre consigue el respaldo de varias alcaldías de la región, mientras que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, tercia en el debate al afirmar que "no me parece mal que Rato sea presidente de la caja".

    La situación comienza a ser insostenible. Rajoy decide dar otro paso y recurre a otro mediador para solucionar el conflicto. Según las fuentes consultadas por elEconomista, sería el diputado del PP, Federico Trillo, el encargado de plantearle a Aguirre un pacto: apoyamos a Ignacio González como presidente de Iberia -el 22,9 por ciento es propiedad de Caja Madrid- y a cambio tú eliges a Rato como presidente de la caja. "¡No!, y me parece intolerable que se plantee un intercambio de cromos así", respondió la presidenta regional, según aseguran fuentes conocedoras de la negociación.

    Rajoy se ve, entonces, obligado a intervenir públicamente y lanza un mensaje claro: Rato sería un candidato extraordinario y "todo el mundo sabe que si tuviera que nombrarlo, sería el". Pero erre que erre, Aguirre responde anunciándole personalmente a Rato que no le va a apoyar hasta que no se sancione a Cobo.

    El siguiente asalto será el martes. Un día antes de que se reúna la comisión disciplinaria en la que comparecerá Manuel Cobo, el comité del PP se reúne en Génova con la disputa sobre Caja Madrid en la mesa. Ahí puede disputarse la batalla final en lo que se ha convertido en una auténtica guerra por la presidencia de la entidad madrileña.

    Rajoy llega a esa reunión tras soportar el bombardeo de los últimos días con frentes abiertos en Castilla y León; con el enredo del Caso Gürtel; la afrenta del ex portavoz del PP valenciano, Ricardo Costa y hasta la crítica del diputado del PP, Manuel Pizarro: "un líder es el que va delante y si la procesión no le sigue, usted se va porque entonces no es líder".

    "Job sólo hubo uno en la historia", decía Rajoy. Un santo que según los textos bíblicos soportó todos los males que le enviaron y que tras superarlos disfrutó de una longeva vida de paz hasta los 140 años.