Política

El PNV y PSE desenvainan las espadas para dilucidar quién gobernará en el País Vasco



    Ha comenzado un largo periodo de cábalas, partidas de ajedrez, sudokus o envites de pocker. La normativa parlamentaria vasca no determina un plazo exacto para la investidura del nuevo lehendakari, lo que podría tener a Euskadi un periodo de incertidumbre demasiado largo en un complicado contexto de crisis económica. Y es que, mientras Galicia resuelve, en el País Vasco comienza el partido.

    El PNV se resiste a abandonar la Lehendakritza, cuya continuidad considera absolutamente justificada en base a su clarísimo triunfo electoral (ha crecido mucho en votos y escaños, pero se ha quedado sin socios para lograr la mayoría absoluta). Por tanto, quien tiene la aritmética de su parte y así lo ha explicitado es el socialista Patxi López.

    Con 24 parlamentarios López puede lograr lo que Ibarretxe no con sus 30 escaños.

    Frente a un PNV absolutamente desconcertado, que no sabe como encarar su propio futuro al margen del Gobierno vasco, el PSE ha iniciado su gran juego: quiere gobernar pero desde la integración. Esto apunta a que quiere casarse con todos, lo que explicita con las ideas de "integración" y "no frentismos", pero con nadie al mismo tiempo.

    Patxi López y la mayoría minoritaria

    López quiere gobernar desde una mayoría minoritaria, con respaldos parlamentarios inicialmente de PP y de UPyD, pero que según avanzase la legislatura podría darse casuísticas impensables hasta el momento. Tanto PP como UPyD han avanzado su disposición a respaldar a Ibarretxe, pero será Rosa Díez la que más "peros" y exigencias le plantee, ya ha dejado claro que no dará un cheque en blanco a sus antiguos compañeros de partido.

    A pesar de que López tratará de nadar y guardarse la ropa, PNV no está dispuesto a aceptar con los brazos cruzados que le quiten el patrimonio del término 'lehendakari'. Ya lo ha dejado muy claro Ortuzar, una alianza PSE-PP en el parlamento vasco llevará a la ruptura del idilio que en el Congreso tienen PNV y Rodríguez Zapatero.

    ¿Hará esto que el presidente del Gobierno ate las manos los socialistas vascos o se buscará nuevos aliados en el Congreso? Todo apunta a que ésto dependerá de CiU.

    El más votado no gobierna

    Las apelaciones a que el partido más votado ha de ser el que Gobierne son vívidamente defendidas por aquellos que aún siendo los vencedores no logran las mayorías suficientes para gobernar. Pero esos mismos partidos actúan de forma radicalmente contraria cuando pueden formar parte del grupo que más votos sume y desplazar así al más votado.

    Este ejemplo es claramente aplicable al PNV, que ha vencido claramente en las autonómicas vascas, pero que todo apunta a que podría quedarse sin la Lehendakaritza, a pesar de reclamar su derecho a liderar el nuevo Gobierno vasco.

    Sin embargo, el PNV mantiene una posición bien diferente en las Juntas Generales (parlamentos provinciales) de Álava y Guipúzcoa, y por consiguiente en las Diputaciones Forales de ambas dos provincias. En ambas Diputaciones PNV ostenta la máxima responsabilidad de Gobierno gracias a que las alianzas postelectorales -en Álava con PSE y Aralar y en Guipúzcoa con EA y Aralar- lograron alejar del poder al partido más votado, el PP en Álava y el PSE en Guipúzcoa.

    Inestabilidad política en Álava

    El enfrentamiento que se avecina entre PNV y PSE en su lucha por ser los inquilinos del palacio de Ajuria Enea, podría terminar por llevar la inestabilidad a otras instituciones vascas.

    El panorama más complicado se tercia en Álava, donde el pacto entre PNV y PSE les proporción un interesante reparto de cromos: PSE ostenta la alcaldía del Ayuntamiento de Vitoria con el respaldo de los concejales del PNV, mientras que PNV reconquistaba el poder en la Diputación de Álava de la que había sido expulsado por el PP ocho años antes y que había vuelto a ser el partido más votado.

    Por tanto, si el enfrentamiento entre PSE y PNV se radicaliza podrían estar en el alero los equipos de gobierno del Ayuntamiento de Vitoria y de la Diputación Foral.

    Quien se asocia con PNV termina perdiendo

    Otra de las consecuencias que se extraen e las Autonómicas vasca es que quien más sabe sacar provecho a su gestión al frente del Gobierno vasco es el PNV, a pesar de que en los 30 años en que ha ocupado la lehendakaritza son anecdóticos los años en que no lo ha hecho en coalición.

    La percepción general es que quien ha gobernado, quien ha cosechado todos los éxitos económicos y sociales ha sido el lehendakari y éste siempre ha sido del PNV. Además, el PNV siempre ha tenido una habilidad especial para colocarse las medallas de la buena gestión.

    De ahí, que todos los que han gobernado en coalición con el PNV hayan terminado con sonoros descalabros electorales. Véase la experiencia del Partido Socialista, que tras gobernar en coalición con el equipo de José Antonio Ardanza se sumergió en una lenta sangría de votos de la que le costó liberarse.

    Ahora ha sido el turno de Izquierda Unida (IU-EB) y de Eusko Alkartasuna (EA) que en los comicios anteriores ya habían experimentado la evolución a la baja de sus votos, pero el descalabro de éstas autonómicas los convierte en partido marginales y cuyos candidatos a lehendakari han quedado fuera del propio Parlamento.

    EA no termina de encontrar su lugar en el mapa político vasco, mientras que IU/EB ha pagado en las urnas las constantes divisiones internas que le han desencadenado tener poder de gestión de la mano de un partido de derechas como es el PNV.