Opinión
Transformación y servicios digitales ¿fin de ciclo?
Antonio Rueda Guglieri
A veces tenemos la sensación de vivir en una suerte de incertidumbre estructural. El mundo está tan interconectado que son un sinfín las variables las que pueden desencadenar dinámicas no previstas que complican las proyecciones, enturbian las expectativas y complican el entorno económico, en general.
Las previsiones de los grandes organismos internacionales se resisten a anunciarnos una inminente crisis. Pero no cabe duda de que el tramo final de año se antoja complicado por el delicado momento de grandes economías mundiales como China o Alemania; por los todavía elevados tipos de interés, y por las derivaciones que puede tomar el conflicto en Ucrania, que retan latente y permanente cualquier pretensión de estabilidad geopolítica.
Este contexto afecta, como no puede ser de otra manera, a las estrategias de inversión e innovación de las compañías, actores determinantes en el ritmo de la transformación digital. La severa corrección bursátil que en el último tramo de 2022 afectó a las Big Tech y los anuncios de despidos en un sector hasta entonces irreductible sembraron dudas de si también el motor de la digitalización iba a griparse en esta nueva y sinuosa senda por la que transita el sistema económico global.
Por el momento, según los indicadores que manejamos, el ámbito digital parece aguantar el envite. Los ambiciosos programas de inversión pública, van ejerciendo su papel de colchón. El combate de la vulnerabilidad tecnológica a través de la autosuficiencia remarca el carácter estratégico de estas inversiones. Los mercados financieros, además, han devuelto su confianza a las grandes tecnológicas. Las inversiones en este ámbito responden a una necesidad de adaptación inaplazable en un entorno cada vez más competitivo. Y el sector de los servicios digitales, a resultas de todo ello, todavía no ha experimentado correcciones significativas.
A escala nacional, entretanto dispongamos de una cuenta satélite específica (como sucede en el turismo), perimetrar estas actividades es complicado por su ubicuidad: lo digital está presente en todo el tejido productivo. Una aproximación razonable la tenemos en la rama 62 de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas, que recoge los servicios digitales ("de programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática").
En contraste con la preocupante desaceleración que muestra el sector terciario en su conjunto, el negocio de los servicios digitales viene creciendo por encima del 9% en términos interanuales durante los últimos 26 meses (23 meses por encima del 10%). El promedio móvil de los últimos tres meses ofrece una tasa del +11,8%. Se trata, además, de un crecimiento que, a pesar de las alzas salariales (derivada de la falta de profesionales y competencias) aporta una inflación contenida.
El ritmo de creación de empleo sigue la misma pauta, con crecimientos del 6,5% en lo que va de año por apenas el +1,6% en el conjunto del sector servicios. Tendríamos que remontarnos a diciembre de 2016 para encontrar un mes en que el ritmo interanual de creación de empleo en el sector terciario fue superior al de los servicios digitales. Desde agosto de ese año (¡7 años!) no ha habido un solo mes donde su cifra de afiliados no haya subido. Es, sin duda, uno de los grandes motores del mercado laboral español, con empleo cualificado, más estable y con salarios un 52% superiores al promedio nacional de la Industria, la construcción y los servicios. Cuenta además con una brecha salarial de género más contenida que el resto y que es la mitad de la que hay en el entorno europeo.
¿Perciben las empresas del ramo un abrupto cambio de ciclo? Por el momento no, a la luz de los indicadores del TIC Monitor, elaborado por VASS basado en las encuestas mensuales de la Comisión Europea. Es más, desde octubre de 2021 el optimismo en España es mayor del registrado en la UE en su conjunto, en lo que se refiere a clima de negocio.
Los datos disponibles y sus tendencias, por tanto, no parecen avecinar un abrupto cambio de ciclo. Evidentemente, es difícil sustraerse al clima general de incertidumbre, que ya está afectando al conjunto de las grandes empresas españolas, como reflejan sus declaraciones fiscales mensuales de ingresos a Hacienda. Y no es descartable que, tarde o temprano, el sector de servicios digitales quede afectado, aunque por ahora solo contemplamos un escenario de moderada desaceleración/ aterrizaje suave.