Opinión

Desaparición de los coches de combustión a partir de 2035: ¿es posible?

    Foto: Canva

    Manel Montero

    En los últimos años, el debate sobre la transición hacia una movilidad más sostenible ha cobrado una relevancia sin precedentes. La preocupación por el cambio climático y la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero han llevado a numerosos países y organizaciones a plantearse la desaparición de los coches de combustión en un futuro cercano. La pregunta ahora es, ¿cuándo? Pues bien, el martes 14 de febrero fue el día en que el Parlamento Europeo puso fecha: a partir del 2035.

    No obstante, los vehículos de combustión no desaparecerán hasta que la vida útil de estos termine. La vida de los automóviles suele oscilar entre los 10 y 15 años, lo que significa que los últimos modelos de vehículos de combustión que se vendan a finales de 2034 habrán cumplido su ciclo de vida para el año 2050. Esta fecha límite es la que la Unión Europea se ha fijado para lograr la neutralidad de carbono.

    La propuesta de eliminar los coches de combustión representa un objetivo ambicioso en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, es importante considerar diversos factores antes de determinar su viabilidad. Uno de los principales desafíos radica en la infraestructura necesaria para respaldar una flota de vehículos eléctricos.

    Para el año 2022, se había planificado que España tuviera 45.000 puntos de recarga. Sin embargo, solo se lograron instalar 18.128. De esta cifra, aproximadamente el 57% (10.327 puntos de recarga) están instalados en entornos urbanos, lo que limita la capacidad de carga para aquellos conductores que residen en áreas rurales o que necesitan recargar su vehículo en largos trayectos.

    En esta línea, le siguen las limitaciones en términos de autonomía y tiempo de carga. Pese a que las tecnologías de carga rápida para vehículos ecoamigables están mejorando, el tiempo de carga de las baterías sigue siendo considerablemente más largo en comparación con el tiempo necesario que tardamos en llenar el tanque de combustible de un vehículo de combustión. Es cierto que existen variaciones dependiendo del modelo de coche eléctrico y la potencia del cargador utilizado, pero, en general, cargar las baterías de un coche eléctrico al máximo puede llevarnos un tiempo que puede oscilar desde los 5-10 minutos (carga ultra rápida), hasta las cuatro u ocho horas (carga lenta).

    Ante esto, si ya es complicado encontrar puntos de recarga, todavía es más difícil de encontrar puntos de carga ultra rápida. Estos requieren una potencia de 150 kW y una intensidad de corriente de 375A o superior. Esta opción resulta muy práctica y conveniente, especialmente durante viajes por carretera. Sin embargo, las cargas ultra rápidas están diseñadas específicamente para modelos de vehículos eléctricos particulares, como el Porsche Taycan o el Audi e-tron GT, unos vehículos accesibles para muy pocos.

    Otro aspecto a tener en cuenta es la accesibilidad económica de los vehículos eléctricos. Actualmente, los costos de adquisición de estos vehículos suelen ser más altos en comparación con los coches tradicionales. Si se pretende eliminar completamente los coches de combustión en poco más de una década, será necesario incentivar la producción y adquisición de vehículos eléctricos mediante políticas que reduzcan los precios y promuevan la innovación en este sector.

    Aunque es cierto que ya existen planes de ayuda para la compra de estos vehículos, como el Plan Move III, que reduce hasta 7.000€ el precio del automóvil, es esencial que los gobiernos promuevan más medidas para hacerlos aún más asequibles para los consumidores. Esto puede incluir incentivos fiscales, subvenciones adicionales y apoyo a la investigación y desarrollo de tecnologías eléctricas. Al reducir los costos de los vehículos eléctricos, se facilitará su adopción masiva y se fomentará una transición más rápida hacia una movilidad más sostenible.

    Si bien la desaparición de los coches de combustión a partir de 2035 es un objetivo admirable desde el punto de vista medioambiental, es importante ser realistas y reconocer los desafíos inherentes a esta transición. Si bien la tecnología y la conciencia sobre la necesidad de una movilidad sostenible están en constante avance, la implementación completa requerirá tiempo y esfuerzo.

    Con este escenario, por tanto, es esencial que los gobiernos, la industria automotriz y otros actores relevantes trabajen juntos para superar estos desafíos. Se deben realizar inversiones significativas en infraestructura de carga, investigación y desarrollo, y políticas de incentivo que faciliten la adopción de vehículos eléctricos. Además, es fundamental brindar opciones asequibles y accesibles para todos los segmentos de la sociedad.