Opinión

Por qué es tan cutre el logotipo de Unidos Podemos

  • La intención es que el logotipo sea "hackeado"

José Ignacio Chaparro

No lo haré porque cualquier repaso de gracietas tuiteras sobre el logo de Unidos Podemos quedará antiguo ipso facto, pero habrá seguro jolgorio y perspectivas para llenar tres telediarios. Por más que nos ríamos (nótese además que el lema que acompaña el logotipo es "La sonrisa de un país"), el logotipo de Unidos Podemos es una solución brillantemente simple a muchos de los problemas comunicativos que afrontaba la coalición.

El director de campaña de Unidos Podemos, Íñigo Errejón, definía el nombre de la coalición en una entrevista reciente como "un nombre administrativo para poner en un papel". Se excusaba por un problema que no sufren PP ni PSOE y que no parece preocupar al electorado de Ciudadanos, el sesgo de género. Compartamos o no la crítica, existió con motivos en un partido que sostiene que el cambio (como la revolución) "será feminista o no será". Así que aquel "nombre administrativo" ha pasado a ser nombre de campaña pero no tendrá marca de género sino un corazón de colores allí donde a menudo hay una arroba o una equis.

El símbolo elegido es universal y omnipresente. Independientemente de las connotaciones positivas que tenga, la representación esquemática del corazón (que no se parece nada al corazón humano real) es una de las primeras imágenes que aprendemos a reproducir y una de las que más usamos durante el resto de nuestras vidas. Está inscrita en los árboles y reposada sobre las aceras anunciando un puesto de helados. Está en los productos que rebajan el colesterol y en ese programa de Telecinco que presenta Emma García. Está, sobre todo, en cualquier listado de emoticonos ¿Cuántos corazones verá usted de aquí a las elecciones? ¿Cuántos puños con rosas?

Pero la proliferación natural previa del logotipo no sería especialmente poderosa si no fuera por un factor deliberadamente buscado por Unidos Podemos: la reproducción, reutilización y viralización de la iconografía de campaña amparada en la simplicidad de la propuesta inicial. "Queremos que la gente nos hackee y use los logos como les parezca (...) ¡Qué bonito! cuando en las campañas hay materiales que no salen de los comités", aseguraba Errejón en la mencionada entrevista al periodista Javier Gallego. Es decir, y pasando de lo estético a lo práctico, lograr que un mensaje cale de arriba a abajo es siempre más costoso que dejar que tu electorado moldee un significante vacío. El tramo final de la campaña de Manuela Carmena en Madrid es un buen ejemplo del caso.

En la acampada del 15M en Sol, un enorme cartel publicitario sirvió para que los manifestantes reclamaran a los poderes públicos una "Democracia (Lo)Real". Es solo un ejemplo entre miles para que no se sorprendan cuando le pidan el voto para "U(Frigo)s Podemos" con un cartel "prestado" o algunos aseguren desatascar las arterias de la democracia gracias a "Unidos Po(Danacol)".

El logotipo es el que pueden ver en el encabezamiento, el nombre de la coalición con una tipografía insulsa y un corazón de colores que sustituye una de las letras. Una cutrez, una cutrez muy útil y muy sencilla de hackear.