La endogamia reina en Podemos
Iglesias no predica con el ejemplo y se niega a actuar contra Monedero, pese a la denuncia penal que pesa ya sobre él.
Podemos quiere demostrar hoy en Madrid su fortaleza, a través de la denominada Marcha por el cambio. Sin embargo, en los últimos meses, los líderes de la formación populista revelan lo lejos que se encuentran sus verdaderas actitudes del propósito de renovación de la vida política y económica que tanto han pregonado. Muy al contrario, su forma de actuar tiene mucho que ver con la protección cerril y sin fisuras de los correligionarios, propia de los partidos tradicionales a los que tanto han despreciado.
El corporativismo a ultranza es una actitud muy extendida en ámbitos como la universidad, en la que no por casualidad el partido liderado por Pablo Iglesias empezó su expansión. Ésta ha sido tolerada por las autoridades de la Complutense, hasta el punto de que Podemos disfruta de un auténtico feudo en la Facultad de Ciencias Políticas.
Iglesias, curtido en ese medio ambiente, muestra la actitud previsible de quien nunca actuará en perjuicio de los suyos, por muy graves que sean las acusaciones que pesen sobre ellos. Es el caso de la denuncia penal por falsedad y delitos societario y fiscal que tendrá que afrontar el número tres del partido, Juan Carlos Monedero. Protegido por la actitud endogámica que caracteriza al partido del que es cofundador, Monedero se siente fuerte incluso para desafiar en público a Hacienda. No en vano está descartada toda acción ejemplarizante por parte de Iglesias, en la medida en que la sospecha de fraude fiscal también lo sobrevuela, por los pagos en negro desviados a través de Con Mano Izquierda, la productora audiovisual de la que se ha apresurado a desvincularse.
Son todas actitudes propias de esa casta contra la que Podemos dice luchar.