La exportación alemana ante la recesión europea
La zona euro ya no es la principal, porque ha sido relevada por China y Estados Unidos.
Entre los grandes países de la zona euro Alemania destaca por su potencial exportador incomparable. La cuota de la exportación de bienes se sitúa en un 42 por ciento del PIB; en el año 2000 era el 29,2 por ciento. Los registros actuales de Francia, Italia y España son la mitad del alemán. La cuota alemana en el mercado mundial está en el orden del 8 por ciento, que es la tercera más alta después de China y Estados Unidos y claramente superior a la francesa, italiana y española. Por eso en Alemania el sector exportador es un soporte clave de la actividad económica. Y por eso también el ritmo de actividad viene marcado en buena medida por el comportamiento de la economía mundial, positivamente, si la coyuntura internacional es boyante, adversamente, si el entorno global se enfría.
En esta situación nos encontramos en la zona euro. Para el ejercicio actual todas las previsiones disponibles apuntan a una contracción de la producción en su conjunto en un 0,3 por ciento (0,6 por ciento si excluimos Alemania que tendrá un crecimiento positivo moderado). En Francia, que en la zona euro es el destino más importante de la exportación alemana (un 25 por ciento del total), se prevé un estancamiento y para Italia y España, que juntamente atraen 18 por ciento de las exportaciones alemanas dentro del área, el escenario en este año es también adverso, dadas las previsiones de caída del PIB en el orden del 1,5 por ciento para cada uno de los países.
El sector que más lo nota es el del automóvil
, que es el principal exportador (20 por ciento del total). No podía ser de otra manera. En toda la zona euro hay que constatar ya desde hace más de un año que las matriculaciones de nuevos vehículos han ido disminuyendo de forma notable. Al principio, esta debilidad de la demanda no le afectaba tanto a la industria alemana del automóvil como a la de Francia, Italia y España porque para los productos de la gama alta (Audi, BMW, Mercedes) el mercado mantenía cierta robustez. Pero esto se ha acabado. Ahora la espiral bajista no distingue entre categorías de automóviles, máxime cuando parecen estar agotados los márgenes de fabricantes y concesionarios para reducir los precios de venta y suavizar las condiciones de financiación. Las empresas alemanas han tenido que revisar a la baja sus previsiones de venta en la zona euro. Lo mismo cabe decir del sector de los bienes de equipo, el segundo más importante en la exportación alemana (17 por ciento). Si en los países periféricos no hay crecimiento tampoco hay mucha inversión en capital fijo y no puede expandir la importación de maquinaria, en este caso la procedente de Alemania por muy sofisticada y tecnológicamente avanzada que ésta sea.
Por eso a la economía alemana le vendría bien que la española se recuperara cuanto antes. Desde Alemania, poco se puede instrumentalizar al respecto. Algunos piensan que el Gobierno federal podría aceptar una flexibilización de la actual política de consolidación fiscal del Gobierno español y mejorar así las perspectivas de crecimiento. Pero una ampliación de los plazos para reducir el déficit público no garantiza en absoluto la vuelta de la confianza en los mercados con la consiguiente relajación permanente de las primas de riesgo, si no va acompañada de una política contundente de reformas estructurales que eleven el potencial de crecimiento. Como tampoco sirve de mucho que el BCE persiga, como lo está haciendo, una política monetaria laxa, si los bancos españoles prefieren utilizar la liquidez disponible para limpiar balances y recapitalizarse en vez de hacer fluir con normalidad el crédito a las empresas y los hogares. Así las cosas, la industria exportadora alemana ha reducido a la baja sus perspectivas de expansión en el mercado español (y en el de otros países en crisis).
Pero esto no significa que la exportación deje de ser un importante pilar de la economía alemana. La industria exportadora ha ampliado notablemente la estructura regional de sus destinos y se ha hecho de este modo menos vulnerable frente a caídas de la demanda en países determinados. El grado de concentración regional, medido por el índice de Herfindahl, ha ido disminuyendo paulatinamente durante los dos últimos lustros. La zona euro ya no constituye el principal mercado, ha perdido peso. Cuando se puso en marcha el euro en 1999, las empresas alemanas colocaron casi la mitad de sus exportaciones en el área monetaria común (en su constitución actual). Ahora la cuota no llega al 40 por ciento. Los grandes mercados alternativos son Estados Unidos y China, tanto para automóviles, como para maquinaria, aparatos electrónicos y de telecomunicación, y productos químicos. Estamos hablando de dos tercios de la exportación total. Como resulta que en estos mercados la demanda sí se expande, las exportaciones alemanas también aumentarán en este año, a pesar de la recesión europea. Los institutos alemanes, en su reciente informe semestral de coyuntura de abril prevén un incremento en términos reales del 2,1 por ciento , y para 2014 del 6,1 por ciento.
La fortaleza de la exportación alemana es que la estructura de productos junto con los contenidos tecnológicos y medioambientales confieren a la economía los beneficios del dinamismo exterior. Esta es una de las causas de la persistencia con la que el país registra superávits por cuenta corriente: en 2012, era el 7 por ciento del PIB, para 2013 y 2014 prevemos una reducción casi inapreciable (una décima). Con ello Alemania se expone a ser sometida a examen por la Comisión Europea por superávit excesivo. En el Pacto de Gobernanza Macroeconómica o Six Pack (de 2011) se ha establecido para los desequilibrios exteriores un umbral del 6 por ciento sobre el PIB para el superávit. En caso de ponerse en marcha un procedimiento de examen será interesante conocer las vías que propone la Comisión Europea para reducir el superávit. No es suficiente con presionar al Gobierno federal a que estimule más la demanda interna. Pues ya ahora las importaciones alemanas aumentan más o menos al mismo ritmo que las exportaciones y para 2013 y 2014 la aportación del sector exterior al crecimiento económico previsto será moderadamente negativa. Además, un estudio empírico reciente del Instituto para la Economía Alemana (IW), de Colonia, revela que hay una correlación positiva entre el peso de la industria de bienes de equipo y transporte en el PIB y la tendencia a superávits exteriores. Aparte de Alemania, tenemos los casos de Japón, Corea del Sur y Suecia, entre otros. Por consiguiente, dada la estructura productiva de la economía alemana el potencial de exportación del país continuará siendo elevado.