Limitación de depósitos o cómo renegar del libre mercado
Leo con incredulidad que el Banco de España, mediante recomendación telefónica, quiere marcar un tope en la remuneración de los depósitos bancarios comercializados por las entidades de crédito adscritas al Fondo de Garantía de Depósitos español (FGD). La remuneración máxima variará entre el 1,75 y el 2,75% para vencimientos superiores a dos años.
En primer lugar, creo que esta medida atenta contra el libre mercado, modelo económico español vigente y que ha demostrado a lo largo de la historia que económicamente es el que asigna los recursos de manera eficiente. Me causa incluso consternación que el actual partido en el Gobierno pueda ver con buenos ojos esta medida, dado que contraviene claramente su ideario -dice ser un partido de corte liberal-. Es evidente que después de la subida de impuestos del año 2012, al socaire del pensamiento liberal que tan bien plasmó Laffer en la curva que lleva su nombre, puedo ya empezar a creerme cualquier cosa.
España ha sido un país donde los depósitos han estado remunerados con tipos superiores a los de nuestros vecinos o socios en la Unión Europea. Los mecanismos del libre mercado han jugado a favor de esta situación, poniendo de manifiesto su bondad. El nuestro era un país de una fuerte dinámica bancaria, con actuación de un buen número de entidades en clara competencia.
Después de la reducción del número de entidades por la crisis de las cajas de ahorros, los jugadores son menores, por lo que, a mi juicio, el Banco de España debería preocuparse más por que no existan prácticas de dumping o fijación de precios que de colaborar activamente en esta línea. Esperemos que, como este periódico señala, la Comisión Nacional de la Competencia tome cartas en el asunto; las asociaciones de consumidores ya han puesto el grito en el cielo y anuncian medidas.
Romper la unidad
Por otra parte, la norma no escrita puede romper la unidad del mercado bancario. Hago esta afirmación ya que la penalización a las entidades que no se atengan a este tope se realizará vía contribución al FGD. Sin embargo, en España operan entidades que no están sujetas al mismo, al contribuir en sus países de origen. Hay dos entidades representativas y consolidadas cuyo FGD es de origen portugués u holandés, ambas son muy activas con presencia en canales de comercialización muy dinámicos y con claro perfil de crecimiento: banca, telefónica o electrónica.
Atentos, por tanto, a los posibles movimientos de reordenación de proveedores bancarios, así como de otros productos. El mercado ofrece activos financieros, fondos de Inversión, pólizas de seguro para ahorradores cuyo intereses superan el 1,7589, por cierto tipo real (tipo nominal menos inflación) negativo. Se aduce que de esta forma se abaratará el crédito y se facilitará su circulación. No puedo estar de acuerdo. El coste del crédito o tipo de interés que se fija viene en estos momentos condicionado, sino determinado, por la alta morosidad existente.
La morosidad es un coste que se carga al prestamista; la cartera de préstamos reparten entre todos los financiados de forma solidaria la morosidad: a mayor morosidad, mayor factura por intereses. Pida que se rebajen los impuestos, que el ICO sea más activo, que los entes locales y las comunidades autónomas no demoren el pago a los proveedores. En definitiva, que no ahoguen por la vía recaudatoria a pymes y autónomos y que sus colchones de liquidez no se vean dañados. Probablemente la morosidad comience a bajar y con ello el coste de los préstamos.
Por otra parte, la clave para que el crédito remonte estriba en el nivel de impagos y las expectativas futuras. Una vez más, mientras que España siga en recesión y la tasa de morosidad avance de forma preocupante será muy difícil ver disposición a dar crédito y que ello nos lleve a un repunte de la financiación, algo que está estrangulando a nuestras empresas, la fuente de creación de actividad y de empleo.
Pero el argumentario que he esgrimido hasta el momento no es desconocido por los responsables económicos. El ministro Luis de Guindos suprimió en verano una medida similar tomada en la época de Elena Salgado. Esta medida se comprobó ineficaz, pues los bancos recurrieron a otros productos como son los activos financieros, especialmente pagarés, para burlar la prohibición. En estos momentos el celo se refuerza, dado que, como parece, afectará a todos los instrumentos de financiación bancaria, ya sean depósitos o activos financieros emitidos para particulares. Detrás del celo puesto sólo puedo pensar en que el Banco de España está muy preocupado por la cuenta de resultados de las entidades: es más, es un espaldarazo para mejorarlas, ya que durante 2013 el vencimiento de los depósitos alcanza cifras récord.
El público español, tanto pequeños ahorradores como grandes fortunas, ha apostado fuerte por este tipo de inversión. Las remuneraciones que ofrecían, los niveles de seguridad, liquidez, plazo y claridad de los mismos los han popularizado, especialmente cuando hemos tenido que convivir con los problemas generados por otros activos bancarios emitidos en su momento: convertibles, preferentes, subordinadas, ampliaciones de capital y colocación de acciones.
Aquí tienen los efectos de la asignación eficiente de los recursos económicos que se da en un mercado donde oferta y demanda determinan, libremente, el punto de equilibrio entre ambos y que es conocido como precio -o, en el caso del dinero, como tipo de interés-.
Miguel Ángel Bernal Alonso, coordinador del Programa de Renta Fija del IEB