No hay salida
Leo en Facebook una frase muy eurozónica: "El Tetris enseña que los errores se acumulan y los triunfos desaparecen". Ni que la hubiera escrito un líder europeo.
La UE no puede con la torre de adoquines, incluso los que ella misma apila, y sus logros pierden importancia. Su engranaje está en entredicho y con efectos retroactivos: hoy cuestionamos que Bruselas sorteara sus propios principios, como la regla de no bailout, o que ignorara Maastricht cuando Francia y Alemania no cumplían.
Pero nada pasaba, porque la UE aún no se había enfrentado, ni se imaginaba ante un problema de envergadura similar a la actual crisis de deuda periférica ni ante un brete con potenciales repercusiones planetarias, con perdón.
Como la red social apunta, el resultado es una enseñanza. Y la lección es que las normas están para respetarlas y que las cumbres deben resolver y no enmascarar bajo arengas cruzadas y miles de folios las fugas de una unión monetaria cada vez más discordante.
Los rescates son papel mojado, pero papel moneda. Y de una cada vez menos única, pese a seguir unida por no tener otra salida. No way out. ¿O era no bailout?