Matthew Lynn: El rescate luso agravará la crisis
Año nuevo, crisis nueva. Esta vez se trata de Portugal. Sin embargo, el guión parece muy similar al que ya se desarrolló en Grecia e Irlanda. Aumenta el rendimiento de los bonos. El Gobierno desmiente enérgicamente que haya necesidad de un rescate.
Las autoridades de Francia y Alemania reciclan sus frases sobre la importancia de la solidaridad europea, y los funcionarios del FMI y la UE hacen el equipaje. De pronto, las palabras desafiantes se desvanecen y comienza el rescate.
Hasta ahora, la mayor parte de la discusión ha versado sobre cuándo se rescatará a Portugal. Sin embargo, se ha hablado muy poco de una cuestión más importante: si se debe hacerlo. En realidad, es una idea terrible.
No evitará que la crisis del euro se extienda al siguiente país; el mecanismo de rescate es un caos; no hay plan alguno para salvar a los países de las garras de la UE y el FMI; y las evidentes carencias de los paquetes hacen más probable la descomposición de la zona euro. Sería mejor admitir que la UE cometió un gran error al rescatar a Grecia y limitarse a reestructurar la deuda portuguesa.
Nadie puede determinar durante cuánto tiempo resistirá el Gobierno portugués la presión del mercado de bonos. Por lo general, un rendimiento del 7 por ciento en la deuda a 10 años parece ser el punto decisivo.
Tal vez se puede mantener los rendimientos de los bonos por debajo de ese nivel, pero nadie apostaría todo a ello. Lo importante es si tiene sentido organizar un rescate más, el tercero de un miembro del euro en menos de un año. La respuesta es no.
Aquí están las razones. En primer lugar, no previene el contagio. Rescatar a Grecia no evitó que los mercados pasaran a Irlanda. El rescate de Irlanda no impidió que, a continuación, se atacara a Portugal.
No hay motivos para pensar que un rescate portugués soslayará el que los mercados sigan con España. Los mercados atacan un solo país por vez porque es la forma más fácil de obtener ganancias con rapidez, no porque sea el único país que está en peligro. En cuanto se termina un rescate, todo el espectáculo se traslada al siguiente.
En segundo término, el mecanismo de rescate es caótico. La tasa de interés que se cobra a los países es punitiva, lo que les hace más difícil salir del hoyo financiero en que se encuentran. Irlanda paga un 5,51 por ciento de interés sobre el primer tramo del dinero que recibió del paquete de rescate.
El Gobierno griego paga aproximadamente un 5 por ciento por el dinero que recibe del resto de Europa. Es mucho más que lo que cuestan los fondos a las entidades crediticias. El motivo por el que los países necesitan rescate es que no pueden pagar los intereses de todo el dinero que han pedido prestado. ¿Qué sentido puede tener cobrarles tasas extraordinarias por aún más deuda?
En tercer lugar, no hay planes para sacar a los países del mecanismo de rescate. El rendimiento de los bonos irlandeses y griegos sigue estando muy por encima de los promedios de la zona euro, incluso después de los rescates. No hay indicios de que los rendimientos estén bajando. Tampoco hay atisbo alguno de que sus economías se recuperen.
¿Cómo se supone, entonces, que vuelvan al crecimiento normal? No debería iniciarse una guerra sin una estrategia de salida. De la misma forma, no debería rescatarse a un país sin tener idea de cómo conseguir que los mercados vuelvan a funcionar de manera adecuada.
Por último, todos los defectos del mecanismo de rescate hacen más probable una desintegración del euro. Los inversores no son tontos. Pueden ver con claridad que la medicina de la UE y el FMI no funciona.
Fitch ya ha reducido la calificación de la deuda griega al grado basura. La economía helena se contrajo un 4 por ciento en 2010 y es probable que se contraiga un 3 por ciento este año, según Fitch.
El resto del mundo se recupera, pero Grecia está sumergida en lo que podría ser una recesión de 10 ó 20 años. ¿Cómo se supone que el país controle su deuda cuando se empobrece con cada año que pasa? Si un rescate conduce a eso, no es extraño que los inversores sigan apostando contra el euro.
Ya es evidente que la UE cometió un error al rescatar a Grecia. Habría sido mejor limitarse a permitir un impago. Como dice la vieja máxima: cuando se está en un hoyo, lo primero que hay que hacer es dejar de cavar.
Sería mejor permitir un impago de Portugal, de ser necesario, y luego hacer frente a las consecuencias. Lo último que necesita la zona del euro es otro paquete de rescate fallido que no hace más que agravar la crisis.
Matthew Lynn. Analista de Bloomberg y autor del libro sobre la crisis de la deuda griega 'Bust'.