El 'Robo-4-advisor' no es charlatanería
Alesandro Nilo
A medida que el mundo avanza hacia la digitalización de los servicios, el sector de gestión de patrimonios experimenta una disrupción.
La tecnología financiera ha llegado para quedarse y los bancos que no consigan invertir en esta área pueden quedarse atrás. Ahora bien , cabe la posibilidad de que los inversores lleguen a considerar que la gestión de patrimonios tradicional y las relaciones digitales pueden coexistir. A nuestro parecer, los servicios premium de asesoramiento en gestión de patrimonios que incluyan asesores humanos y digitales, Robo-4-Advisors, son el único modo de mantener la marca de estas instituciones financieras.
Hay que tener en cuenta que los gestores de patrimonios han dudado en considerar la digitalización como parte de su oferta de servicios. Gran parte de esta reticencia se debe probablemente a la complejidad organizativa e inercia cultural, así como naturaleza de la gestión de patrimonios y asesoramiento financiero, que dependen en gran medida de las relaciones personales. A ello se añade que muchos gestores perciben la digitalización como una amenaza, pues estas tecnologías y herramientas de autoservicio bancario, con inagotable información financiera y conectividad 24 horas siete días a la semana están situando la facultad de tomar decisiones en manos de los inversores.
De hecho los gestores automatizados forma parte de una tendencia disruptora de la función de las grandes empresas establecidas en el sector financiero. Consisten esencialmente en algoritmos informáticos avanzados que, teniendo en cuenta las preferencias del cliente y su apetito por el riesgo, pueden sugerir, crear y gestionar automáticamente una asignación táctica de los activos mediante una sólida inversión personalizada.
Los únicos gestores que sobrevivirán serán los que incluyan los asesores digitales
Tienen la capacidad de saber -en cuestión de segundos- qué clientes pueden verse afectados por una noticia o acontecimiento macroeconómico. Los gestores automatizados pueden aumentar la propensión de los clientes a invertir al promover la formación y simulaciones sobre cómo funcionan los productos. Adicionalmente, proporcionan respuestas aprendiendo de informes o documentos internos o externos. En otras palabras, los gestores automatizados ofrecen la capacidad de proporcionar a los inversores, con mayor profundidad de detalle y un coste considerablemente menor, un asesoramiento personalizado, con una facilidad de acceso y velocidad sin precedentes.
Así, pronto pueden empezar a aparecer en las carteras un conjunto de estrategias multiactivos con base empírica como inversiones satélite -es decir no centrales-. La mayoría de la exposición que estas estrategias basadas en reglas propongan será mediante vehículos de inversión pasiva, por su bajo coste y transparencia, con optimización continua, mensual o trimestral por intermediarios automatizados. Los operadores digitales gestionarán automáticamente el progreso de las inversiones, encontrando los mejores puntos de entrada/salida con modelos de aprendizaje automático. Tales algoritmos analizan y revisan las carteras de los clientes de forma individual y hacerles, a ellos y a sus asesores humanos, sugerencias con base científica en cuanto a optimización fiscal, cambios de riesgo y balance de economía familiar.
De manera que la gestión automatizada puede ser esencial para el futuro de la gestión de patrimonios. Pueden reducir costes, mejorar la rentabilidad y la gestión de los riesgos y favorecer que el sector crezca. Las instituciones se pueden beneficiar considerablemente de asociarse con empresas fintech. Se trata de verlas no como competencia, sino como fuentes de nuevas ideas y conocimientos tecnológicos, aliadas para proporcionar mejor experiencia al cliente. Los bancos deben comprender que la digitalización no tendrá efecto negativo en la calidad global de la relación banco-cliente, sino que la favorecerá, al mejorar la propuesta de valor.
En la actualidad, gran parte del crecimiento de los gestores automatizados se debe a las grandes instituciones financieras, dos de las cuales ya representaban 80 por ciento de los activos bajo gestión en esta modalidad hasta septiembre de 2019. De hecho, será decisivo para la gestión de patrimonios que haya una mayoría de inversores con experiencia en gestores humanos y automatizados, tanto minoristas como grandes patrimonios, que se decida por instituciones que ofrecen ambos tipos de gestión.
Si es así es previsible que los grupos independientes más grandes prosperen, aunque el futuro parece complicado para los de menor tamaño que hayan sido incapaces de incrementar sus activos bajo gestión. Hay que tener en cuenta que es común que las apps dirigidas al minorista incluyan modelos de comisiones bajas e incluso exención de comisiones.
De momento, muchas plataformas de gestión automatizada han tenido un comienzo irregular, lo que sido buena noticia para los bancos. Una de las razones es que dichas plataformas no son muy sofisticadas. Sus problemas se derivan de una excesiva atención en bajar los precios y quitar al gestor humano de la ecuación. Más aún, el principio de que "cuanto menos gastes más ahorras" puede convertirse en un modelo insostenible para estas nuevas empresas de tecnología financiera debido a la frustración de los clientes por la rentabilidad de sus inversiones. De manera que los bancos privados tienen la oportunidad de demostrar que siguen a la vanguardia del negocio de la gestión reformando sus empresas y proporcionando nuevos productos digitales con un nivel impecable de calidad, como las marcas de lujo que se mantienen a lo largo del tiempo. De hecho, las actuales soluciones de gestión automatizada evolucionarán hacia un servicio tipo Robo-4-Advisors más sofisticado, integrado en la oferta de los bancos privados, resultado de una cibernética y robots capaces de ayudar a los gestores a encontrar soluciones rápidas, con un acceso fácil e inteligente para los clientes. En resumidas cuentas, no creemos que la disrupción digital actualmente en marcha vaya a sustituir la relación tradicional inversor-gestor, sino que más bien va a emerger como un complemento crítico en la oferta global de servicios.