Cuáles serán los vectores de crecimiento de la industria química del futuro? Contestar a esta pregunta puede ser tan arduo como lo fue la búsqueda de la piedra filosofal, en los albores de la química. A pesar de dicha dificultad, parece haber cierto consenso en que la digitalización, la economía circular y la sostenibilidad, así como las interacciones entre ambas tendencias serán la base del desarrollo de la industria química en las próximas décadas, tal y como se describe en un reciente informe llevado a cabo por Deloitte en colaboración con la Asociación Alemana de la Industria Química. El cambio en las preferencias de la sociedad hacia una producción y un consumo sostenibles exige el desarrollo de nuevos productos y modelos de negocio. En una economía circular, el sector químico puede y debe aprovechar el potencial de crecimiento a través de soluciones, por ejemplo, para ayudar a sus clientes a que alcancen sus objetivos de sostenibilidad o amplíen su oferta mediante nuevos modelos de negocio circulares, tales como el arrendamiento químico. Por otro lado, compañías del sector químico y de sectores adyacentes ya han establecido varios sistemas de recuperación industrial en el mercado, como, por ejemplo, el reciclaje de marcos de ventanas o los palés para productos químicos. No obstante, el concepto de economía circular ha de ir más allá del reciclaje clásico e incluir medidas para incrementar la eficiencia de los recursos utilizados en la producción por sus clientes; de ahí derivará su influencia determinante en las carteras de productos y los modelos de negocio del sector químico. Un gran aliado es la digitalización y avanzar en el uso del big data. A pesar de que numerosas empresas ya han automatizado sus instalaciones y emplean procesos digitales para su control, el uso de big data conlleva un impulso a la innovación. No solo allana el camino a la eficiencia en la producción a través de soluciones como el mantenimiento predictivo, sino que también es palanca de innovación a través del uso de la realidad virtual y de simulaciones avanzadas en la investigación y desarrollo de productos, por citar un ejemplo. En el caso de las distintas manifestaciones de la economía circular la generación y análisis de cantidades ingentes de datos modulan su actividad, de modo que la digitalización se presenta como una oportunidad de acelerar la implantación de tales modelos de negocio. Existen ejemplos. En el diseño de productos, la facultad del tratamiento masivo de datos referidos a los efectos medioambientales de los productos químicos permitirá (re)diseñarlos con vistas a obtener productos más eficientes, durables y apreciados por los consumidores. Respecto al consumo eficiente de recursos, el análisis pormenorizado de datos relacionados con procesos de producción, simulaciones de productos e información derivada de los mismos contribuirá a una minimización de recursos por unidad producida. En lo que a suministro se refiere, el uso masivo de datos de clientes podría permitir modelos en los que, a través de sensores instalados en las plantas productivas de tales clientes, se pudieran obtener conclusiones acerca del uso de productos químicos y las necesidades de suministro/reemplazo. Y en cuanto a reciclaje, la trazabilidad digital de los procesos productivos, como en el caso del uso de tecnologías avanzadas en la selección de residuos, aportará transparencia acerca del uso de materiales, su potencial de selección y posterior reciclado. A todo ello se suma que los modelos de negocio en la economía circular generalmente están formados por compañías procedentes de distintos sectores productivos, de modo que la digitalización facilitará la cooperación entre ellas. Las empresas que aspiren al éxito deberán aunar conocimientos técnicos y competencias de cooperación en este entorno. Es ahí, precisamente, donde las empresas del sector químico, gracias a su experiencia en procesos de producción complejos, pueden desempeñar un papel preponderante. La transición hacia la Química 4.0 no es simple. A las tradicionales recetas relacionadas con la revisión de la cartera de productos y adaptación de modelos de negocio se une un cambio cultural que tenga en cuenta las oportunidades digitales y de la economía circular emergentes. Así, no se tratará únicamente del impulso del sector privado en la inversión en formación, infraestructura productiva y software, sino que el cambio de paradigma también debe verse respaldado por la adopción de políticas sectoriales en pro de un mayor desarrollo de la digitalización por parte del sector público: la ampliación de la infraestructura técnica, el fomento de la alfabetización digital y la mejora de la seguridad de los datos.