El nuevo curso bursátil ha arrancado con fuerza. Agosto y lo que va de septiembre -dos meses de tradición más bien bajista- están dando la sorpresa y el Ibex 35, que agrupa los valores más negociados, ha superado varias veces el máximo anual. Eso no ha provocado el mal del altura en el mercado ni ha sido un obstáculo para que un grupo representativo de grandes accionistas particulares -y también algunos altos ejecutivos- haya redoblado su apuesta en un puñado de grandes valores. Sobre todo, en eléctricas y constructoras, que son las compañías que están en el ojo del huracán del gran baile de operaciones de fusiones y compras de este año. Pero también en casos puntuales que abarcan los sectores papelero, tecnológico, textil o financiero. Buena parte de estas compras de acciones se debe a la costumbre de los ejecutivos y a los principales accionistas de las empresas de reforzar su compromiso a largo plazo. Adquiriendo más títulos, ofrecen un mensaje de confianza tanto a la propia empresa como al mercado, algo que los analistas bursátiles valoran como muy positivo. La duda que queda es si esta fluida cadena de operaciones -en lo que va de septiembre se han comprado nuevos títulos por valor de 500 millones de euros- significa que las acciones están baratas y ahora es un buen momento para comprar. No hay dos casos iguales dentro de este grupo de operaciones. Algunas se suelen repetir con regularidad -sobre todo, las protagonizadas por los altos ejecutivos de empresas como Avánzit, Iberdrola, Ence o ACS-, aunque hay otras que indican con claridad que las acciones están baratas -Sacyr ha acumulado acciones propias aprovechando los bajos precios-. Se impone la prudencia y elegir con cuidado, pero el optimismo inversor es innegable.