El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha concedido hace dos días una exclusiva al semanario alemán Die Zeit donde anuncia -¿por qué tan lejos?; ¿por qué a un medio fuera de España?- un próximo "final feliz" para la opa de la compañía germana E.ON sobre Endesa. Ayer mismo, el ministro de Economía, Pedro Solbes, tradujo las palabras de Zapatero diciendo que el Gobierno tendrá que eliminar las condiciones que sean de "competencia comunitaria" que impuso la CNE -el supervisor energético español- a la oferta de E.ON. Es otra forma de expresar la declaración de Solbes en la entrevista que le hizo elEconomista en su primer número, el 28 de febrero de este año: "No se pueden poner barreras a los mercados". No se sabe muy bien cuáles son esas competencias de las que habla Solbes, pero todo apunta a que la Comisión Europea ha apretado al Gobierno hasta tal punto que sólo le queda dejar que E.ON siga adelante con su oferta. A cambio, es previsible que permita un cambalache de última hora que limite la indecorosa posición en la que Zapatero se ha metido: sentenciado por el Tribunal Supremo, rodeado por varios recursos jurídicos, con los organismos reguladores de la competencia politizados y bajo el riesgo de perder la credibilidad internacional de los mercados españoles. Si el Gobierno da marcha atrás -y sería mejor sin condiciones o dando a conocer éstas con total transparencia-, sería lo único correcto que ha hecho desde que Gas Natural lanzó su opa sobre Endesa hace un año. Al final, vencen las tesis europeístas y defensoras del libre mercado de Solbes a las de política de campanario del ministro de Industria, José Montilla: las que el Gobierno podrá usar en Europa para defender fusiones como la de Abertis con Autostrade.