D urante la visita de la canciller alemana, Angela Merkel y Mariano Rajoy trataron del reparto de poder en la UE. Estamos a menos de una semana de la cumbre clave del sábado en Bruselas en que deberían cerrarse los puestos para sustituir a la Comisión saliente. España ha perdido poder en Europa. El último fracaso fue la pérdida del puesto en el comité ejecutivo del BCE para influir en la política monetaria. Rajoy se implicó a fondo para conseguir que el luxemburgués Jean Claude Juncker, el candidato respaldado por Merkel, se convirtiera en presidente de la Comisión Europea. Con eso y la aplicación de las políticas de austeridad espera obtener réditos políticos. Insiste en una comisaría económica importante para Miguel Arias Cañete. Sin embargo, las declaraciones machistas de éste no facilitarán su elección en el Parlamento europeo. La canciller, que prefiere una mujer para el puesto, ha guardado silencio. En cambio, sí ha adelantado que apoyará la candidatura de Luis De Guindos a quien Rajoy trata de colocar como presidente del Eurogrupo desde hace meses. Además la pretensión del presidente es que, en todo caso, De Guindos conserve su cartera en el Gobierno. ¿Es una elección acertada? La labor del ministro ha sido alabada por parte de su homólogo germano, Wolfgang Schäuble. No le faltan experiencia y conocimientos. Presenta a su favor un razonable éxito en el ajuste de la economía española y el saneamiento del sector financiero a través de un rescate europeo. Un tema de mayor envergadura que la puntual y urgente cuestión de los cargos es la crisis política y económica de Europa. La canciller presionada por Francia e Italia para cambiar la política económica en la UE, busca en Rajoy un aliado. Más allá de sus aciertos y errores y del peso de Alemania lo cierto es que el protagonismo de Merkel viene determinado por la falta de líderes y el hecho de que ha sido en realidad la única que se ha enfrentado a los problemas. Ciertamente Merkel a su vez tiene que hacer concesiones. Puede hacerlo cumpliendo las reglas de su política. Tiene margen suficiente para ello y las políticas de austeridad están teniendo efectos negativos incluso en Alemania. El sur, con unas tasas de desempleo juvenil desmesuradas, necesita una política expansiva en el norte. Tendría no solo saludables efectos en el empleo sino también en el crecimiento y la amortización de la enorme deuda. Alemania puede liderar el proceso de expansión de su mercado interno, subiendo salarios, reduciendo impuestos y generando una inflación cercana al 2 por ciento anual. Mientras tanto y a la espera de la unión bancaria y verdaderas políticas comunes - hasta un presupuesto federal de inversiones públicas como ha pedido el socialista Pedro Sánchez - convendría a España fijarse más en algunos aspectos exitosos del modelo alemán. Basten dos ejemplos. Una mirada a la administración local y municipal alemana nos muestra el derroche español. Para evitarlo interesa suprimir diputaciones y provincias. Tenemos siete mil ayuntamientos con menos de cinco mil habitantes. Sobra al menos la mitad de los alcaldes y las corporaciones. Y para afianzar el Estado de Bienestar se requiere limitar eficazmente el fraude fiscal de las rentas altas en España donde los ingresos públicos no alcanzan el 38 por cien del PIB (por un 45 en Alemania). En una reciente encuesta de la Cámara Alemana más de la mitad de los grupos consultados perciben una mejora general de la economía española este año. Esa confianza aumenta para el 2015 y es aún mayor para 2016-17. Los aspectos más valorados son la cualificación de la mano de obra, la productividad y disponibilidad de personal especializado. No obstante, interesa más tener en cuenta qué tipo de medidas políticas echan en falta las empresas germanas para aumentar el atractivo de España para la inversión. Destacan ante todo la reducción de la burocracia y una mayor eficiencia de la Justicia. Iniciativas para estimular el crecimiento siguiendo el ejemplo alemán incluyen impulsar la formación profesional, potenciar las pymes, incrementar la importancia del sector tecnológico y el mercado energético, etc. Con su alianza con la mujer más poderosa de Europa Rajoy quizá disfrute de una imagen de líder relativamente más sólido en el continente. Por el contrario, en la política interna seguirá imperando su habitual perfil comedido y vacilante. Pero mucho más importante que esto es que España se está recuperando de la crisis y sale reforzada tras los sacrificios exigidos.