D e manera inesperada no es ni la subasta de Novagalicia ni el fin del rescate bancario de lo que estos días se habla en el mundo financiero, sino de la trifulca del Ministerio de Economía con la Asociación Española de Banca (AEB). Comentan fuentes financieras que el argumento utilizado por De Guindos para oponerse a que el ex director de regulación del Banco de España, José María Roldán, ocupe la presidencia de la AEB es cuanto menos curioso. La troika, asegura el ministro, no vería con muy buenos ojos que el que fuera responsable de la regulación de las cajas, con tanto naufragio de por medio durante la crisis, fuera la persona que tuviera que representar los intereses de la banca en los diferentes foros europeos. Si fuera esto cierto, insisten las fuentes, los tiquismiquis hombres de negro ya habrían reprobado la etapa continuista en el Banco de España, en concreto en la dirección de supervisión, la que tuvo que ver, pero no vio, las numerosas vías de agua de algunas entidades de las que alertaban con insistencia y escaso éxito los inspectores. Esta ceguera, en algunos casos, y desesperante lentitud en otra, fue ya criticada por el FMI en su informe sobre la banca española y una de las causas por las que el MoU incluía entre las reformas exigidas a España una mejora del sistema de supervisión del Banco de España. Es más, el FMI sostenía que el Banco de España contaba con los instrumentos necesarios para haber actuado de forma más rápida y eficaz. Luego, si las herramientas existían, no debía ser deficiente la regulación, sino la supervisión. Ahora bien, si se rechaza el argumento utilizado por De Guindos, aparece la perplejidad ante semejante intervencionismo. Algunos apuntan a la relación de Roldán con Rodrigo Rato y añaden que precisamente el Santander, el banco con más peso en la AEB, ha fichado recientemente al ex presidente de Bankia. Sea como sea, raro sería que no ganara el ministerio.