Los datos se han empeñado en llevar la contraria al FMI, cuyas previsiones para España no son halagüeñas. Pero día a día la realidad económica se impone, aunque sea tímidamente. Los analistas financieros internacionales no sólo coinciden en señalar que la desaceleración de las ventas y el empleo en los sectores de servicios y manufacturas en España marca la caída más suave en los últimos 25 meses. También aportan otro dato relevante: la actividad del sector privado en la eurozona repuntó en julio por primera vez desde enero de 2012. Y todo crecimiento europeo debe ser bienvenido porque cerca del 60 por ciento de las exportaciones españolas se dirigen hacia ese área comercial. Europa vuelve a convertirse en una locomotora de la que no podemos prescindir.