L a crisis del sector bancario chipriota ha puesto en el punto de mira internacional -especialmente de Europa- a este pequeño país de apenas 1.155.000 millones de habitantes y una extensión equivalente a Vizcaya. Las sucesivas y contradictorias noticias sobre una posible quita a aplicar a los depósitos de los ahorradores, a instancias de Bruselas, sembró un precedente de inquietud, especialmente en los vecinos meridionales del continente, que han visto en la crisis de la pequeña isla un posible modelo a seguir por el resto de los países de la eurozona. Las dificultades actuales vienen precedidas de una historia turbulenta tanto como colonia británica hasta 1960 como por sus conflictos históricos con Grecia y Turquía, hasta su definitivo ingreso en 2004 en el club de los 27 del Eurogrupo. La economía de los chipriotas está conformada en su mayor parte por los sectores financieros, inmobiliario y turístico. Con un salario medio de 1.912 euros al mes (frente a los 1.701 de los españoles), los chipriotas han visto como una ventaja que sus bancos multiplicaran por siete el PIB de la isla, que en su totalidad equivale a 18.000 millones, lo que sin duda suponía un grave riesgo para el resto de la Eurozona. La quiebra del sistema financiero chipriota se produce por el enorme tamaño de sus bancos y por los altos intereses que ofrecían. Si la cantidad total exigida se repartiera entre sus habitantes, cada chipriota tendría que pagar 10.000 euros por el rescate de su país. Los activos bancarios de Chipre suponen 146.000 millones de euros, de los cuales 44.000 son créditos a residentes y más de 47.000 son préstamos a no residentes. Este sobredimensionamiento del sector bancario está en la base de los factores que han desencadenado el estallido financiero chipriota. El detonante clave que ha llevado a Chipre a pedir el rescate es su alta exposición a la economía griega. Los chipriotas concretamente han otorgado préstamos de 21.000 millones al sector privado griego y otros 5.000 millones al sector público. La economía de Chipre tiene sus propias debilidades, tales como una elevada deuda de los hogares (130 por ciento del PIB), un fuerte descenso del precio de la vivienda y una drástica restricción al crédito. Además, el sector privado de Chipre está altamente endeudado, en concreto supera el 140 por ciento del PIB. Actualmente Chipre tiene préstamos concedidos por el BCE de 9.800 millones y aunque el BCE no le corte el grifo, todavía queda muchas negociaciones por delante sobre cómo se resolverá la crisis económica de Chipre. La cifra total de los depósitos en Chipre suponen 68.000 millones, el 34 por ciento son superiores a 100.000 euros y al menos el 45 por ciento pertenecen a no residentes, la mayoría de los cuales son rusos. Los problemas macroeconómicos de Chipre son muy serios y las cifras lo dicen todo. La isla podría sufrir un decrecimiento de hasta un 3 por ciento, la deuda pública supera el 140 por ciento del PIB y con un déficit público cercano al 5 por ciento del PIB. Son varias las soluciones que han barajado la 'troika' y Rusia para resolver el grave problema de Chipre. La privatización de algunas empresas chipriotas por parte de Rusia y la puesta en marcha de un impuesto extraordinario de un 9,9 por ciento sobre los depósitos mayores de 100.000 euros son las medidas estrella. De momento Chipre, Rusia y el resto de la eurozona viven momentos tensos y los ciudadanos temen que esta situación marque un precedente indeseable. Nosotros creemos que son medidas muy agresivas por parte de la UEM y que esta situación debe replantearse, llegando las autoridades europeas a un acuerdo con el Gobierno chipriota sobre políticas fiscales/monetarias más convencionales (recorte de gastos y subidas de impuestos) para salvar esta debacle. Cualquier duda sobre la garantía europea de los primeros 100.000 euros de depósitos por entidad y depositante, así como el temor de tasas Tobin sobre operaciones financieras o depósitos bancarios que "espanten" a nivel de la zona euro a inversores extranjeros, tendrían un gravísimo efecto sobre toda la eurozona, mucho más allá del efecto directo que el tamaño del crash chipriota pudiera parecer. Los euroescépticos son cada vez más en toda la zona euro, incluida Alemania, y nuevos rescates sobre economías importantes como Italia o España podrían suponer la puntilla para la divisa común. Los dirigentes de la zona euro están caminando sobre un campo de minas, y por poco les estalla la mina chipriota bajo sus pies. Lamentablemente no será la última…