E l ministro de Hacienda ha anunciado que es posible que este verano tengamos una nueva tasa. Un gravamen que se cobrará a los bancos -tal y como sucede ya en Extremadura- y que ha sido acreditada como constitucional. "Para armonizar el mercado bancario y financiero español, porque así lo demanda Bruselas", es la explicación oficial. El caso es que la tasa, según el Ministerio, no es recaudatoria, y supondrá entre un 0,1 y un 0,2 por ciento. Ese porcentaje los bancos los van a repercutir -como todo- en comisiones varias en las cuentas corrientes de sus ahorradores, es decir, usted y yo. Falta aún por explicar a qué se va a destinar dicha tasa "no recaudatoria" cuando se recaude, y cómo se implementará en las entidades financieras. Sea como fuere, en un momento en el que en Chipre hay de todo menos sentido común por parte de las autoridades europeas, no parece lo más razonable tocar lo más sagrado de la propiedad privada, que es el dinero que, en confianza, los ciudadanos depositamos en los bancos. Ese dinero normalmente es fruto del trabajo de los ahorradores, ya ha sufrido retenciones fiscales varias anteriormente y llega al banco para que se lo cuiden. El ahorro depositado en los bancos supuso uno de los mayores progresos en materia de confianza para los inversores extranjeros en España. De hecho, la bancarización es prácticamente general en nuestro país, y nuestros bancos han exportado el modelo con éxito. La alarma social -aunque no es comparable en ningún aspecto al chipriota- es evidente. Hace un año era el difunto Chávez quien, paseando por las calles de Venezuela, hablaba de expropiaciones. Un poco antes, en Argentina, se instauró el corralito que ahora vemos en Chipre. Es evidente que si nuestros representantes políticos tienen intención de arreglar las tensiones en la eurozona, se están equivocando de manera alarmante. Los países de la zona euro están consistiendo aquello que llevó a Argentina a la quiebra, es decir, la confiscación de los ahorros y el cierre de los bancos hasta nueva orden. La seguridad jurídica, el respeto a la propiedad privada son los pilares de las democracias occidentales, y sobre todo de la Unión Europa. Me parece inaudito que aún se extrañen del crecimiento exponencial de los euroescépticos.