Las jubilaciones anticipadas son una carga difícil de digerir por la Seguridad Social y destrozan la pensión de quienes dejan forzosamente su empleo. Con la crisis han aumentado las jubilaciones antes de los 65 años; más de medio millón de personas abandonó el mercado laboral en estas circunstancias, lo que supuso una factura para el sistema de 743 millones. A esta cantidad hay que añadir el coste del desempleo previo a la jubilación, que puede rondar 1.200 millones, y que cada año que se anticipa la jubilación es un año de cotización que pierde la Seguridad Social. Es preciso acabar con las prejubilaciones; son incompatibles con la pérdida de cotizantes y el alargamiento de la vida laboral. Una salida engañosa para el ajuste en las empresas.