El afán intervencionista del Gobierno crece sin recato y sin límite. Es sabido que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quiere que Endesa acabe en manos de Gas Natural, para lo que no ha reparado en medios desde septiembre del año pasado. Ha aprobado la operación con mínimas condiciones y saltándose a la torera la recomendación contraria del Tribunal de Defensa de la Competencia. Ha legislado con carácter excepcional para que la Comisión Nacional de la Energía (CNE) -el supervisor del sector- pueda parar la contraoferta de la compañía alemana E.ON, basándose en un principio de garantía del suministro que no existe en toda Europa. Por todo ello, ha sido amenazado con un expediente por la Unión Europea y su autorización de la opa de Gas Natural ha sido paralizada en los tribunales españoles. Pero el Gobierno es ajeno al daño causado a la reputación de independencia de los órganos de defensa de la competencia y a la imagen de un mercado español que aparece en el exterior sin garantías para la inversión extranjera y poco amante de las normas europeas de competencia. elEconomista revela hoy que parte del borrador del informe con el que los miembros de la CNE deberán estudiar y tomar la decisión sobre la oferta de E.ON, ya es conocida por el ministro de Industria, José Montilla, quien hace poco todavía sostenía que se trata de una "operación entre privados" sobre la que no tiene nada que decir. ¿Cómo es posible que el Gobierno conozca antes que los miembros de la CNE partes del borrador del informe sobre E.ON? ¿Dónde está la independencia de los organismos de defensa de la competencia que el Gobierno dice defender? La próxima decisión de la CNE sobre E.ON carece ya de credibilidad.