Las principales entidades españolas se preparan para recapitalizarse por más de 20.000 millones para llegar al 9 por ciento de capital principal. Santander, BBVA, La Caixa y Bankia tendrían que captar cada una entre 4.000 y 5.000 millones, mientras que al Popular le bastaría con 1.000 millones. Y esta cifra se elevaría hasta los 30.000 millones si provisionan los préstamos a las Administraciones, uno de los factores cruciales en la caída de Dexia. Tal inyección se hará después de que Europa obligue a las entidades a contabilizar la deuda a precio de mercado, algo que supondrá una fuente de incertidumbre y tensiones entre los inversores, en especial si continúa el deterioro. Los líderes de la UE intentarán atajar esto retomando las garantías para las emisiones bancarias, una medida que se aplicó bien en 2009 y que ahora podría fallar de continuar las dudas sobre los Estados. En el caso español sólo tiene sentido que se provisione el verdadero bulto en las carteras bancarias: el inmobiliario. Todo lo demás será un peso extra que incidirá sobre el crédito y la recuperación. Respecto al cortafuegos que necesitan España e Italia para alejar el contagio, los europeos siguen buscando fórmulas que eviten poner más fondos. Se buscará que entren el FMI y el sector privado. Y el aseguramiento de una parte de las emisiones de deuda pública genera incógnitas y precisará igualmente del BCE para que salve un mercado secundario de deuda que se hundirá y que se utiliza para la financiación de la economía. Europa da pasos, pero sigue sin solucionar una minucia como Grecia que exige una quita del 60 por ciento y mejores mecanismos de decisión en la eurozona.Las principales entidades españolas se preparan para recapitalizarse por más de 20.000 millones para llegar al 9 por ciento de capital principal. Banco Santander, BBVA, La Caixa y Bankia tendrían que captar cada una entre 4.000 y 5.000 millones, mientras que al Popular le bastaría con 1.000 millones. Y esta cifra se elevaría hasta los 30.000 millones si provisionan los préstamos a las Administraciones, uno de los factores cruciales en la caída de Dexia. Tal inyección se hará después de que Europa obligue a las entidades a contabilizar la deuda a precio de mercado, algo que supondrá una fuente de incertidumbre y tensiones entre los inversores, en especial si continúa el deterioro. Los líderes de la UE intentarán atajar esto retomando las garantías para las emisiones bancarias, una medida que se aplicó bien en 2009 y que ahora podría fallar de continuar las dudas sobre los Estados. En el caso español sólo tiene sentido que se provisione el verdadero bulto en las carteras bancarias: el inmobiliario. Todo lo demás será un peso extra que incidirá sobre el crédito y la recuperación. Respecto al cortafuegos que necesitan España e Italia para alejar el contagio, los europeos siguen bus- cando fórmulas que eviten poner más fondos. Se buscará que entren el FMI y el sector privado. Y el aseguramiento de una parte de las emisiones de deuda pública genera incógnitas y precisará igualmente del BCE para que salve un mercado secundario de deuda que se hundirá y que se utiliza para la financiación de la economía. Europa da pasos, pero sigue sin solucionar una minucia como Grecia, que exige una quita del 60 por ciento y mejores mecanismos de decisión en la eurozona.Las principales entidades españolas se preparan para recapitalizarse por más de 20.000 millones para llegar al 9 por ciento de capital principal. Santander, BBVA, La Caixa y Bankia tendrían que captar cada una entre 4.000 y 5.000 millones, mientras que al Popular le bastaría con 1.000 millones. Y esta cifra se elevaría hasta los 30.000 millones si provisionan los préstamos a las Administraciones, uno de los factores cruciales en la caída de Dexia. Tal inyección se hará después de que Europa obligue a las entidades a contabilizar la deuda a precio de mercado, algo que supondrá una fuente de incertidumbre y tensiones entre los inversores, en especial si continúa el deterioro. Los líderes de la UE intentarán atajar esto retomando las garantías para las emisiones bancarias, una medida que se aplicó bien en 2009 y que ahora podría fallar de continuar las dudas sobre los Estados. En el caso español sólo tiene sentido que se provisione el verdadero bulto en las carteras bancarias: el inmobiliario. Todo lo demás será un peso extra que incidirá sobre el crédito y la recuperación. Respecto al cortafuegos que necesitan España e Italia para alejar el contagio, los europeos siguen buscando fórmulas que eviten poner más fondos. Se buscará que entren el FMI y el sector privado. Y el aseguramiento de una parte de las emisiones de deuda pública genera incógnitas y precisará igualmente del BCE para que salve un mercado secundario de deuda que se hundirá y que se utiliza para la financiación de la economía. Europa da pasos, pero sigue sin solucionar una minucia como Grecia que exige una quita del 60 por ciento y mejores mecanismos de decisión en la eurozona.