El arquitecto más importante del momento en la Costa del Sol, encargado de arreglar las recalificaciones de Marbella, Manuel Ángel González Fustegueras, lo tiene claro: quienes compraron su casa o parcela urbanizable en Marbella que ahora salen perjudicados por el nuevo plan urbanístico, que se entiendan con los que se lo vendieron. Es como si la culpa de todo estuviera más en una compraventa privada, que se hizo con toda la legalidad vigente, que en las consecuencias que sobre esa operación tienen las posteriores decisiones administrativas, tomadas desde la mayor de las desconsideraciones. Después de todas las tropelías que se hicieron en el Ayuntamiento de Marbella desde el punto de vista urbanístico, cuando se intentan arreglar las cosas con un nuevo consistorio, la Junta toma papeles y lanza a su arquitecto estrella a que lo arregle, caiga quien caiga. ¿No era la Junta también la máxima responsable de la anterior etapa marbellí? ¿Por qué no se acordó entonces de que en el litoral no se podía edificar? Ahora faltan zonas verdes, y en lugar de enmendar la plana a quienes contruyeron sobre ellas con toda impunidad, se penaliza a los pequeños propietarios para que conviertan su inversión al verde. Y la culpa, a juicio del arquitecto que marca las pautas a Chaves, es de que las licencias con las que se compraban no eran del todo legales. ¿Eso no lo vió la Junta? Parece mentira que ahora se negocie con los grandes y se haga pagar a los pequeños los platos rotos, por encima de sus derechos reconocidos. Lo que hay que tener es menos prepotencia, más ganas de dialogar y un verdadero interés de que las soluciones sean justas y equilibradas para toda las partes.