El Gobierno publica sus contrataciones para adquirir material médico, un mes después de monopolizar estas operaciones. Solo pueden sorprender los criterios (o la falta de ellos) con la que Sanidad procedió. Ya es llamativo el hecho de que concesiones, de hasta 263 millones, recayeran en empresas, con reducidas cifras de facturación. Pero resulta todavía más chocante que algunas de ellas se dedicaran a actividades completamente ajenas al ámbito sanitario, como el marketing o la fabricación de yesos. El recurso a compañías de este tipo ha tenido un alto coste en términos de compras de material defectuoso. La ausencia de los más mínimos controles por parte de Sanidad es así injustificable, incluso en una situación de emergencia.