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Venezuela se vuelve a preguntar sobre la reelección ilimitada de Chávez
Paradojas de la vida. Quién le iba a decir a los más de 17 millones de venezolanos que acudieron a las urnas el pasado diciembre de 2008 que ahora, tan sólo dos meses después, volverían a hacerlo y por exactamente lo mismo: la controvertida enmienda que permitirá, en el caso de ser aprobada, la reelección 'sin límites' del actual presidente.
Y es que aunque el año pasado ya la rechazaron, lo cierto es que el estrecho margen de diferencia no pareció convencer a Hugo Chávez, que ahora vuelve a la carga empeñado en 'constitucionalizar' su permanencia en el poder.
"Me lo dice el corazón. Me lo dice el viento, me lo dicen ustedes con su mirada, el 15 de febrero vamos a lograr la gran victoria del 'Sí' en Venezuela". De esta forma tan contundente se ha mostrado Chávez en uno de sus discursos en busca de los ocho millones de votos que necesita para mantenerse al mando del país indefinidamente. Y es que el presidente sabe que se juega el todo por el todo en la consulta, y para eso no ha dudado en desplegar todo su 'arsenal' propagandístico necesario para la reforma.
¿Una campaña desequilibrada?
Grandes pancartas por el 'Sí', con la foto del presidente Chávez, invaden las calles y plazas de las principales ciudades de Venezuela. Con una lista en la mano, llamando de puerta en puerta, el 'chavismo' está realizando un trabajo de hormiga para ayudar a que se apruebe la enmienda: ha logrado colocar su propaganda electoral en la calle, el metro, Internet, en los edificios públicos y hasta se ha podido escuchar en 46 cadenas de radio y televisión. El 'No' sin embargo, se muestra en pequeños carteles y en zonas más limitadas.
En una contienda en la que los ministros hacen campaña abierta por el 'Sí', los medios de comunicación cierran sus espacios a los promotores del 'No' y desde la sede de la Presidencia se llama telefónicamente a los ciudadanos para que voten a favor de la enmienda, la oposición confiesa su desventaja: "Aquí el estado es Goliat y el ciudadano es David", ha llegado a manifestar Leopoldo López, dirigente del partido socialdemócrata 'Un Nuevo Tiempo'. Pero Chávez no las tiene todas consigo.
Un plan invencible contra la abstención
En 2006 el por entonces ya presidente Hugo Chávez fue reelegido con más de 7,3 millones de votos. En el último referendo constitucional sin embargo, apenas 4,3 millones de personas votaron a favor de la propuesta gubernamental que terminó con un 'No' rotundo (aunque por lo visto no definitivo) a la reforma constitucional.
En este mismo periodo la oposición tan sólo conquistó 100.000 ó 200.000 electores más, por lo que se antoja bastante difícil que aquellos tres millones de seguidores de Chávez se 'cambiasen de bando', sino que más bien no acudieron a las urnas. De ahí la obsesión constitucional del presidente, que no le salen las cuentas y que ha llegado incluso a proyectar un plan 'invencible' para encaramarse a la victoria: contratar a más de un millón de patrulleros para captar electores y asegurarse de que votan el día de las elecciones.
La estrategia es muy sencilla, cada activista es responsable de localizar a diez electores de su barrio y realizar una especie de censo. El día del referendo los patrulleros acuden a su centro de votación correspondiente del cual están encargados y se aseguran de que el grupo de electores 'bajo su responsabilidad' vota. Después informa al oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela de los resultados a pie de urna.
"Conocemos a todo el mundo y sabemos quién es chavista y quién no. Así hacemos un mapa completo de la comunidad". De esta forma se ha manifestado uno de los activistas repartidos por los barrios de Venezuela. ¿Funcionará la estrategia 'chavista', o se cumplirá el dicho que reza que las segundas partes nunca fueron buenas? De momento Chávez dijo estar seguro de que ganará la contienda.