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El mejor aceite para tu coche o motocicleta: ¿mineral o sintético?

Aceite para el coche | Fuente: iStock


El aceite del coche es uno de los aditivos que todo vehículo, indistintamente de coche o motocicleta, necesitan para funcionar de forma correcta. La principal función de este líquido no es otra que hacer que las piezas y engranajes mecánicos del motor puedan acoplarse a la perfección, evitando cualquier tipo de desgaste.

Por este motivo, seleccionar de forma correcta el tipo de líquido, así como saber cuándo debe ser sustituido es esencial para aumentar la vida de tu coche o tu moto.

Uno de estos material fundamentales para alargar la vida de nuestro vehículo es el lubricante, encargado de recubrir las piezas mecánicas y reducir la fricción entre las mismas. Además, también se encarga de limitar que aparezca la corrosión, al mismo tiempo que evita que aumente la temperatura del motor.

Actualmente, las opciones más comunes entre las que puedes escoger son: el aceite mineral o el aceite sintético. Pero para elegir, primero deberás tener claras cuáles son sus ventajas y sus inconvenientes.

Aceite mineral

El aceite mineral para motor se fabrica a través de la refinación del petróleo crudo y es el tipo más básico de lubricante. A pesar de que sus propiedades naturales ofrecen una protección más adecuada en motores de baja exigencia o antiguos, lo cierto es que tiene una menor estabilidad térmica que otros tipos de aceites.

Además, su composición más densa y menos refinada hace que necesite ser cambiado con mayor frecuencia, puesto que se degrada de una forma más rápida frente a condiciones extremas de presión o temperatura.

Por lo tanto, el aceite mineral es ideal para aquellos vehículos de uso moderado o que no requieran de un alto rendimiento. Asimismo, se trata de una opción más económica y accesible recomendada en motores tradicionales.

Aceite sintético

El aceite sintético para motor, por el contrario, se fabrica a partir de compuestos químicos diseñados para ofrecer máxima protección y rendimiento. Su fórmula avanzada proporciona una gran estabilidad térmica y resistencia a la oxidación, permitiendo mantener su efectividad incluso en condiciones extremas de temperatura y presión.

A su vez, reduce significativamente la fricción y el desgaste, lo que optimiza la eficiencia de combustible y prolonga la vida del motor de tu coche o motocicleta.

Es ideal para motores modernos y de alto rendimiento, especialmente en vehículos deportivos o de uso intensivo. A pesar de que su coste es mayor, su durabilidad permite intervalos de cambio más prolongados, haciendo que sea una inversión rentable tanto en rendimiento como en protección.