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La estación "fantasma" de Chamberí y la Nave de Motores superan las 50.000 visitas



    Madrid, 24 nov (EFE).- Más de 50.000 personas han visitado ya la estación de Metro de Chamberí y la Nave de Motores de Pacífico desde que se abrieron al público, el pasado 25 de marzo, como espacios museísticos para conocer la historia del metropolitano madrileño.

    Según han informado hoy fuentes de Metro, estos dos recintos forman parte del proyecto "Andén 0", promovido por la empresa de transportes y el Ayuntamiento de Madrid, con el objetivo de conocer de cerca la historia del metropolitano y una parte importante de la historia de la ciudad.

    Alrededor de 200 personas visitan a diario, sobre todo los sábados, domingos y festivos al mediodía, la estación "fantasma" de Chamberí y la Nave de Motores de Pacífico.

    Los ciudadanos que ya han pasado por Chamberí han comprobado cómo eran en 1966 las estaciones del suburbano: la taquilla principal, la de refuerzo, los antiguos carteles colgados en el tablón de avisos, los rombos de señalización originales de Metro o los anuncios publicitarios de cerámica, que se colocaron en la década de 1920.

    Este espacio ofrece además proyecciones de la memoria colectiva de los madrileños, de la historia de Metro y de la importancia del transporte como motor de la economía y del cambio social de la ciudad.

    "Andén 0" se puede visitar de martes a viernes de 11,00 a 19,00 horas y los sábados, domingos y festivos de 10,00 a 14,00 horas de forma gratuita pero con aforo limitado, dadas las características de los espacios.

    La visita se puede hacer de forma individual o en grupo y en todos los casos dos guías explican detalladamente los avances de la ingeniería civil, la arquitectura de la estación y su historia, así como la publicidad de la época.

    La Nave de Motores, que se inauguró en 1923, también cuenta con material audiovisual y dispone de guías que explican a los visitantes esta antigua central, que alimentaba a la línea 1 y podía generar su propia energía mediante la utilización de tres motores adquiridos en Alemania, a partir de la corriente eléctrica que suministraban las compañías.

    La Nave de Motores llegó a proporcionar energía al resto de subestaciones de Metro, a la ciudad de Madrid y en 1925, a las compañías eléctricas.