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RSC.- La FAO apuesta por la bioenergía sensibilizando a la ciudadanía en el uso de biocombustibles
MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) apostó hoy por la bioenergía renovable, ante la presión de los precios del petróleo, cada vez más caros, y los problemas para el Medio Ambiente. La 'clave', según la FAO, es la sensibilización de los ciudadanos en el uso de combustibles alternativos y menos contaminantes.
En palabras del subdirector general de la FAO para el Departamento de Desarrollo Sostenible, Alexander Müller, el "abandono paulatino" del petróleo "ya ha empezado". "Durante los próximos 15 a 20 años veremos como los biocarburantes cubrirán completamente el 25% de las necesidades de energía mundiales", agregó.
"Cuando el petróleo cuesta más de 70 dólares por barril, la bioenergía resulta más competitiva", dijo Müller, quien además añadió que en la última década "las cuestiones ambientales y los modelos de consumo de energía han servido de propulsores para que las formas más renovables de energía se incorporasen a los planes energéticos nacionales y se redujese la dependencia de los combustibles fósiles."
El interés de la FAO en los sistemas de bioenergía deriva de las repercusiones positivas que los cultivos energéticos tendrían en las economías rurales y de las oportunidades que ofrecen a los países de bajos ingresos para diversificar sus fuentes de energía. "Como poco la introducción de la bioenergía significaría un nuevo brote de vida para productos como el azúcar cuyos precios internacionales han caído en picado" observó Gustavo Best, experto de la FAO en Coordinación de Energía.
BRASIL Y EUROPA
Brasil es líder mundial en la producción de etanol. Un millón de coches brasileños funcionan con combustible elaborado con caña de azúcar, y los últimos modelos se ponen en marcha gracias a los llamados motores 'Flex-Fuel'. Presentados hace tres años estos modelos utilizan tanto la gasolina como el bioetanol o cualquier mezcla de ambos.
Según expertos y directivos de la industria de automóviles brasileños, los motores Flex-Fuel se incorporan a este mercado con una rapidez superior a la de cualquier otra innovación en el sector del automóvil. La razón es muy sencilla. En Brasil, que comenzó a producir biocarburante hace 30 años, un barril de bioetanol cuesta actualmente la mitad de un barril de petróleo.
En Europa, aproximadamente 1,5 millones de agricultores cultivan caña de azúcar destinada al combustible en Brasil. Pero "el combustible solar" puede elaborarse con una gran variedad de cultivos, como la soja, la palma de aceite, la remolacha y la semilla de colza.
Europa por su parte está muy por debajo de Brasil en la producción y consumo de bioetanol y los precios europeos son aproximadamente el doble de los brasileños. Pero la Unión Europea se ha fijado el objetivo de aumentar al 8% la cuota de biocarburantes utilizados en el transporte de aquí a 2015.
Sin embargo, si los precios del petróleo siguen siendo tan altos, las cosas podrían ser aún más rápidas. Según algunos estudios de la Unión Europea, con los biocarburantes cultivados en los terrenos de labranza disponibles se podría sustituir, a corto plazo, el 13% de combustibles a base de petróleo.
Europa es ya el productor más grande del mundo de biodiésel --que ahora se elabora con semillas de colza, soja o semillas de girasol-- y el sector se expande con rapidez. Varios países, entre ellos Alemania, Ucrania y otros, así como numerosas empresas privadas y públicas sopesan la posibilidad de pasar al biodiésel sirviéndose de esos cultivos y de otras fuentes bioenergéticas.
"Lo interesante de la bioenergía es que la producción puede adaptarse al Medio Ambiente y a las necesidades de energía de las diversas naciones", afirmó Best. "Donde hay tierra, agricultores e interés, la bioenergía podría representar la mejor opción", apuntó este experto de la FAO.
Sin embargo, también hay riesgos. Por ejemplo, la promoción a gran escala de una bioenergía que dependa de monocultivos comerciales intensivos podría llevar al dominio en este sector de unos pocos gigantes de la energía agrícola, mientras los pequeños agricultores no obtendrían algún beneficio significativo. Pero hasta el momento no se ha llevado a cabo ninguna iniciativa de gran alcance para hacer frente a los complejos problemas técnicos, de políticas e institucionales que este cambio llevaría.
Para colmar esta laguna, la FAO ha instituido una Plataforma Internacional de Bioenergía (IBEP), que se presentará oficialmente en las Naciones Unidas en Nueva York el 9 de mayo.
La IBEP brindará su experiencia y su asesoramiento tanto a los gobiernos como al sector privado para que puedan establecer las oportunas políticas y estrategias bioenergéticas. Les ayudará también a poner a punto los instrumentos para cuantificar los recursos de la bioenergía y las implicaciones de su empleo en el desarrollo sostenible, según las características de cada país.
La plataforma cooperará igualmente en la formulación de programas nacionales de bioenergía utilizando la experiencia de la FAO en la promoción del desarrollo de la bioenergía en el ámbito nacional, regional y mundial. "El objetivo es conseguir cultivar tanto el combustible como los alimentos necesarios y asegurarse de que todos se benefician de este proceso", concluyó Best.