Bolsa, mercados y cotizaciones
Las eléctricas americanas dan el 'sorpasso': los cambios regulatorios pesan en bolsa
Javier García Casco
Si por algo destacan las utilities es por su relativa estabilidad y su baja beta, lo que provoca que rara vez encabecen los rankings de caídas o subidas en bolsa. Sin embargo, el sector se mueve, y mucho, como lo demuestra el hecho de que, en el año 2000, dos compañías europeas -Enel y E.ON- contasen con el mayor valor bursátil del sector y que, en estos momentos, se hayan desplomado hasta el séptimo y vigésimo octavo puesto, respectivamente, de una clasificación que ahora encabezan las estadounidenses. Cuatro de las cinco mayores utilities son de este país, con NextEra y Duke Energy a la cabeza.
Su estrecha relación a las regulaciones establecidas por los gobiernos ha demostrado ser un arma de doble filo, ya que, si bien ofrece una cierta estabilidad a las compañías del sector, también las hace vulnerables a los cambios de rumbo en la política energética, como ha ocurrido en la última década.
Un informe de la Administración de Información Energética (EIA, por sus siglas en ingles) señala que "los incentivos para promover el uso de energía no fósil en varios países han provocado que la renovable sea la fuente de energía que registra un mayor crecimiento en la última década, del 2,6% anual, mientras que la generación a través de nuclear y térmica se eleva a un 2,3 y 1,9%". El informe apuntilla que "el carbón es la fuente que crece a un ritmo más bajo -tan solo el 0,6% anual-".
El cambio de escenario ha cogido a contrapié a las compañías del sector. Desde BNP Paribas calculan que "continuarán arrojando un flujo después de dividendos negativo hasta, como mínimo, 2018". Esta situación se materializa en el descenso de los beneficios de las 60 mayores utilities por valor en bolsa, que han caído un 9% en la última década.
Sin embargo, los efectos no se han hecho notar del mismo modo a uno y otro lado del Atlántico. En el año 2005, las diez mayores utilities del mundo eran europeas. Desde entonces, han perdido un 33% de su valor en bolsa, a diferencia de las diez mayores eléctricas norteamericanas que se revalorizan casi un 60%. Como resultado de esta situación, actualmente cuatro de las cinco compañías del sector con mayor capitalización son norteamericanas.
La tumba de las nucleares
La energía nuclear, pese a no emitir gases de efecto invernadero, también se ha topado con la oposición de los reguladores. El desastre de Fukushima supuso un cambio en la agenda de los gobiernos del Viejo Continente que, ante el temor a una posible repetición de la catástrofe en suelo europeo, han actuado para reducir el peso de esta fuente dentro del mix energético.
El país que ha liderado esta particular cruzada contra este fuente es Alemania. Tal y como señalan desde Exane BNP Paribas, "la mitad de las centrales nucleares existentes fueron cerradas ese año y la otra mitad se irán cerrando progresivamente entre 2016 y 2022".
Este cambio de escenario ha cogido a contrapié a las dos principales utilities del país. E.ON, que había cerrado 2005 siendo la más grande del sector por valor en bolsa -60.474 millones de euros- y RWE, que por entonces se consolidaba como la cuarta, al capitalizar 34.862 millones de euros, han perdido tres cuartas partes de su capitalización en los últimos 10 años, hasta los 16.346 millones y 9.175 millones de euros, respectivamente. Además aunque actualmente son un mantener, ambas lucieron consejo de venta en los últimos dos años.
Esta situación ha llevado a que se hayan desplomado hasta el puesto número 28 y 48 en el ranking de utilities con mayor capitalización. Víctor Peiro, director de análisis de GVC Gaesco Beka, señala como motivos de este declive que "las eléctricas alemanas están centradas en la generación sobre todo con gas natural, carbón y nuclear" lo que les ha dificultado su transición hacia un entorno marcado por "la progresiva pérdida de cuota de mercado de la generación eléctrica de origen fósil y la decisión alemana de cerrar paulatinamente las centrales nucleares".
El nuevo panorama ha hecho mella sobre RWE, que apenas genera el 5,4% de la electricidad mediante renovables. La compañía continúa echando mano del carbón y el lignito, que producen conjuntamente el 58,4% del total, mientras que la nuclear, que tiene firmada su particular acta de defunción en el país teutón, todavía supone el 14,9% del total. Este pesado lastre en forma de energías fósiles ha llevado a que la compañía cerrase 2015 con pérdidas -de 1.878,5 millones de euros- por segunda vez en su historia.
En el caso de E.ON, pese a que la contribución de las renovables es casi tres veces mayor, al generar el 16,5% de la electricidad de la compañía - aproximadamente la mitad que el carbón, 33,9%, y el gas, 31,7%- no ha logrado sortear las pérdidas. Cerró 2015 en números rojos por segundo año consecutivo, que en este caso ascendieron hasta los 7.760 millones de euros.
El nuevo reinado americano
Tendencia contraria han seguido las estadounidenses. NextEra y Duke se consolidan como las dos eléctricas con mayor valor bursátil -que ronda los 51.377 y 49.384 millones de euros, respectivamente-, tras revalorizarse un 125 y un 242% en los últimos diez años, respectivamente. Víctor Peiro justifica este ascenso en que, a diferencia de sus homólogas alemanas, las norteamericanas "sí han estado en los negocios de las renovables y en el de redes".
Además, Peiro también destaca que "el mercado americano ha ido más despacio en el cambio de modelo", algo que queda de manifiesto en el hecho de que gas natural y carbón todavía generan el 36 y el 31,5%de la electricidad del país, reduciéndose la contribución de las fuentes renovables a un papel testimonial: la hidroeléctrica y la eólica solo aportan el 6% del total cada una, según datos de la EIA.
La historia de NextEra es la de la apuesta por unas renovables, que han elevado aún más su atractivo para los inversores tras la cumbre del cambio climático de París. Se trata de la tercera compañía del mundo que más electricidad genera a través de energías verdes -tan solo superada por Iberdrola y Enel- y la primera de Estados Unidos. Esta estrategia parece haber dado sus frutos: sus beneficios se han duplicado en los últimos 10 años hasta alcanzar los 2.752 millones de euros en 2015.
Situación opuesta atraviesa Duke Energy, aunque con idéntico éxito. El papel de las renovables es limitado -genera el 1% del total-, mientras que el carbón sigue siendo su fuente más utilizada -contribuye al 36%-, seguida de la nuclear -34%- y gas natural -29%-. Los beneficios de la firma no han experimentado un alza tan acusado como los de NextEra -repuntan un 39% desde 2006-, debido, fundamentalmente, al alto nivel del que partía: sus ganancias en 2006 ya ascendían a 2.019 millones de euros.
Iberdrola se cuela en el Top 10
Las tres mayores utilities españolas han salido mejor paradas que las europeas, pese a que el panorama en España haya sufrido fuertes cambios al calor del Plan de Energías Renovables 2005-2010, que marcaba como meta que el 29% de la generación eléctrica en 2010 partiese de fuentes renovables.
Este cambio se pone de manifiesto en el hecho de que, aunque, la energía nuclear continúa siendo la fuente principal en España, -genera el 22,6% de la electricidad-, la eólica se ha disparado hasta proporcionar el 19,9%. La hidroeléctrica aporta el 16,9% y la solar el 5%.
Red Eléctrica, orientada hacia la distribución, casi triplica su valor en bolsa de 2005 -actualmente ronda los 10.767 millones de euros-, Iberdrola se dispara un 72%hasta situarse en los 42.174 millones de euros -lo que la convierte en la octava mayor utility del mundo y la segunda europea por valor en bolsa-. Incluso Endesa, cuya capitalización se ha reducido un 22% desde 2005 hasta los 19.799 millones de euros, sufre una caída casi 6 puntos porcentuales inferior al resto de europeas.
Como señala Peiro, las compañías españolas han resistido mejor la situación gracias a que "tanto Endesa como Iberdrola tienen una parte importante del negocio en distribución y en renovables". En el caso de Iberdrola, estas últimas -tanto la hidroeléctrica como la eólica- son su fuente principal de generación eléctrica, al representar el 3% del total, al tiempo que el gas supone el 34%, mientras que la contribución de las nucleares es más reducida -17%-. A esta situación se une su diversificación territorial -España aporta el 46% de su facturación total, frente al 29% que supone Reino Unido y el 16% de Estados Unidos-.
El panorama para Endesa es radicalmente opuesto al del año 2007. Enel se convirtió en el accionista de referencia de la compañía en el año 2010 -su participación actualmente ronda el 70%- y, además, se hizo con el control de los activos de Endesa radicados en el exterior -fundamentalmente Latinoamérica- que, por aquel entonces, aportaban un tercio de su facturación. A diferencia de Iberdrola, el peso de las renovables es más reducido. Así, la nuclear contribuye a la generación del 42,4% de la electricidad, al tiempo que el carbón todavía aporta un 40% del total frente al 12% de la hidroeléctrica.
Sin embargo, la eléctrica española confirmó en julio su apuesta por las energías renovables mediante la compra, a su matriz, del 60% de Enel Green Power, centrada en la generación eléctrica a través de energías verdes.