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El hotel de playa de Miguel Hernández y Hemingway que sobrevivió a la guerra



    Benicàssim (Castellón), 30 may (EFE).- Una placa conmemorativa corona desde hoy, junto al mural de la Rosa de los Vientos, el acceso principal del hotel decano de Castellón, el Voramar de Benicàssim, reconvertido en hospital militar durante la Guerra Civil y con huéspedes ilustres como Miguel Hernández y Ernest Hemingway.

    La iniciativa ha surgido del Consell Valencià de Cultura (CVC), que quiere destacar así la relevancia histórica del emblemático edificio y el hecho de que éste, con casi 85 años de historia a sus espaldas, hospedara durante la contienda española a un listado casi interminable de personalidades políticas, militares y literarias de renombre.

    Los escritores y periodistas estadounidenses Ernest Hemingway y John Dos Passos; el novelista francés André Malraux y el escritor y periodista soviético Ilya Herenburg integran parte de esta lista, a la que se suman Antonio Buero Vallejo o Miguel Hernández, y militares y políticos como Josif Broz (el futuro mariscal Tito), Clement Attlee o el doctor Juan Negrín, entre otros.

    "Valoro este gesto y que reconozcan la relevancia histórica de este edificio, de este lugar, porque la tiene", ha explicado a EFE el actual director del hotel, Rafael Pallarés, quien reconocía poco antes del acto que, aunque "contento", estaba "un poco asustado" por la visita de hoy del CVC, algo a lo que, dice, no está acostumbrado.

    Levantado como balneario y café restaurante en 1930 por el empresario de artes gráficas Juan Pallarés, y convertido en hotel tres años después, el Voramar ha sabido resistir los envites de la historia y permanecer "activo" durante todas estas décadas.

    Fue -y sigue siendo- epicentro turístico "antes incluso de que el concepto 'turismo' existiera", señala Pallarés; refugio de brigadistas internacionales y de combatientes del bando nacional durante la Guerra Civil; residencia de Auxilio Social y de la Sección Femenina en la posguerra, y también plató de rodaje: "Novio a la vista" (1953), de Luis García Berlanga, o "Segunda piel" (1999), de Gerardo Vera, son algunos ejemplos.

    La buena comunicación del edificio y el óptimo clima del enclave en el que se levanta hizo que, con el estallido de la guerra, las autoridades militares incautaran todas las villas próximas al Voramar y alquilaran el hotel, donde en 1937 se instaló un complejo hospitalario que atendió en un principio a los brigadistas internacionales heridos en la batalla de Teruel y que poco después pasó a servir a los soldados del bando nacional.

    "Era un lugar para recuperarse, para relajarse y volver al frente", puntualiza Pallarés, que insiste en que a pesar de los episodios vividos y de las personalidades que han pasado por el hotel, el Voramar "no es un sitio elitista, sino un lugar abierto al público".

    Resta cierta importancia al hecho de que muchas celebridades hayan elegido el hotel para alojarse ("no damos un tratamiento extra", matiza) aunque reconoce que son muchas más que las que justifican el reconocimiento recibido hoy por el CVC.

    Una distinción que se plasma en la placa descubierta por el presidente de la institución, el profesor Santiago Grisolía, y que apela al Voramar como "espacio emblemático de la historia y la cultura valenciana del siglo XX".

    "Por ejemplo, gracias al Foro Social del festival Rototom Sunsplash, han pasado por aquí varios premios Nobel de la Paz, o pensadores de relevancia como Ignacio Ramonet o Zygmunt Bauman, gente poco mediática pero potente", valora Pallarés.