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La UE podría aceptar un presupuesto imperfecto antes que ninguno
Con casi un billón de euros en gastos para 28 países en juego, la alternativa a un acuerdo sería sumir en el caos las finanzas futuras de la UE y aplazar una muy necesaria inversión en nueva infraestructura, investigación y tecnología.
La cumbre sigue a un intento fallido por acordar los nuevos planes de gasto en noviembre, cuando Francia, Italia y otros se mostraron reacios a las peticiones de Reino Unido y Alemania de hacer recortes más profundos al borrador inicial de la Comisión Europea.
Aunque pequeño en términos porcentuales -el presupuesto anual de la UE supone en torno al 1 por ciento de la producción del grupo- tiene un gran valor simbólico, y provoca enfrentamientos entre estados nacionales ya que cada país intenta maximizar sus beneficios del fondo común.
Reino Unido y Alemania lideran un grupo de estados fiscalmente conservadores que quieren limitar el gasto futuro del bloque, adoptando la postura de que si los estados individuales se ajustan el cinturón, entonces la UE también debe hacerlo.
Otros, en su mayoría beneficiarios de fondos europeos, se oponen.
Reino Unido y Alemania presionaron en noviembre para que se recortaran más de 100.000 millones de euros del total de 1,045 billones, una reducción que otros veían excesiva.
Los miembros de gobiernos de la UE que preparan la cumbre del jueves creen que puede alcanzarse un acuerdo que fijaría el gasto de la UE en unos 955.000 millones de euros entre 2014 y 2020, una reducción neta frente al presupuesto de siete años anterior.
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ya delineó recortes de unos 80.000 millones de euros en un compromiso que circulaba en la cumbre anterior. Eso incluye grandes reducciones en gasto agrícola y en subvenciones a regiones más pobres de la UE.
Pero Francia y Polonia, dos de las principales beneficiarias en esos campos, rechazan recortes que vayan más allá de los que ya se habían propuesto, por lo que reducir entre 15.000 y 20.000 millones de euros en gasto de investigación, administración y proyectos de infraestructura de alta tecnología será más que probablemente necesario para llegar a un acuerdo.
Eso enfrentaría a los líderes europeos ante preguntas incómodas como por qué deciden recortar el gasto en medidas de impulso del crecimiento, antes que los criticados subsidios agrícolas, dadas las continuadas dificultades económicas que sufre el continente.
Sin embargo, la alternativa sería no llegar a un acuerdo y prolongar la incertidumbre sobre las finanzas futuras de la UE, con elecciones este año en Italia y Alemania y unos comicios al Parlamento Europeo en 2013 que probablemente aplazarían la decisión al menos durante un año.
"Si esta vez no conseguimos un acuerdo, lo probable es que no podamos volver a esto hasta la segunda mitad de 2014 o incluso 2015", dijo un diplomático de la UE que hablaba bajo condición de anonimato.
Por lo tanto, el resultado más probable es un presupuesto lejos del óptimo para muchos países, pero que al menos puede conseguir la aprobación.
La canciller alemana, Angela Merkel, ha advertido que el acuerdo de la cumbre está lejos de ser seguro, mientras que el presidente francés, François Hollande, ha dicho que los elementos para llegar a un acuerdo aún no están en su lugar.
Por contra, el ministro polaco para la UE, Piotr Serafin, dijo el martes que confía en que esta semana se pueda cerrar un trato, pero advirtió de que aún podrían surgir divisiones que hagan descarrilar las conversaciones. Cualquier pacto alcanzado en la cumbre requerirá después la aprobación del Parlamento Europeo.
"La sensación es mejor antes de esta cumbre y hay expectativas de que las posibilidades de un acuerdo sean altas. Sin embargo, mientras el balón esté en juego puede pasar cualquier cosa", dijo el ministro a la prensa.
RIESGO POR EL CHEQUE BRITÁNICO
Un asunto que podría llevar dudas a las conversaciones es la cuestión del cheque británico anual, obtenido por la ex primera ministra Margaret Thatcher en 1984 y que ascendió a más de 3.000 millones de euros en 2011, así como devoluciones relacionadas para Alemania, Suecia, Países Bajos y Austria.
Además, la cumbre llega poco después de que el primer ministro británico, David Cameron, prometiera renegociar la membresía británica y anunciase un referéndum sobre el tema para 2017.
Cameron se ha negado a discutir cualquier reducción del cheque británico, y hasta ahora se ha visto en una posición relativamente fuerte, dado que cualquier cambio requeriría su consentimiento.
Pero su dura postura podría alimentar el resentimiento entre los países europeos forzados a pagar la cuenta del cheque británico, entre ellos Francia, así como estados como Italia o Dinamarca que creen merecer un tratamiento similar.
Cameron, que a los ojos de muchos de sus socios ha decidido distanciar a Reino Unido del resto del bloque, podría tener problemas para conseguir aliados en la cumbre si Hollande decide que es el momento de cuestionar el preciado cheque británico.