Bolsa, mercados y cotizaciones

Las bolsas pelean por resistir la debilidad de Wall Street



    Una de cal, otra de arena. Encaramos las dos últimas semanas del ejercicio con un vivo contraste entre Wall Street y el resto del mundo. Europa nos deja con buen sabor de boca después de que los políticos hayan sido capaces de cerrar la agenda del Viejo Continente con los deberes hechos. Podemos estar de acuerdo o no con la Pax Germanica impuesta por Angela Merkel, pero hay que admitir que Bruselas ha conseguido inyectar confianza en toda la zona euro. Asia también se ha beneficiado del renovado optimismo en China y de las esperanzas de que el cambio político en Japón traiga aire fresco a la secular deflación del país.

    Volviendo a Wall Street, el escenario es deprimente, al menos a corto plazo. Con los políticos jugando a 'quién se aparta primero' y la confianza a la baja tanto en los hogares como en las pymes, Wall Street lucha por retomar el pulso en una recta final del año en la que se encuentra caminando hacia el abismo fiscal.

    En este contexto, ¿es adecuado apostar por un acuerdo antes del 31 de diciembre? Desde Washington, la gente dice que el juego de la gallina siempre termina en el último minuto. Hasta ahí perfecto. Pero el argumento no nos garantiza que se vaya a alcanzar un acuerdo antes de fin de año.

    Una vez que las decisiones de política monetaria de la Fed ha quedado atrás, sin fechas tope en Europa a corto plazo y las elecciones japonesas ya celebradas, los políticos de EEUU y el abismo fiscal serán sin duda el principal ?o único- motor de las bolsas mundiales en las próximas semanas. Así que prepárense para un cierto desbarajuste a corto plazo si, por ejemplo, Wall Street tiene que caer significativamente para obligar a los políticos a llegar a un acuerdo.

    Desde elMonitor, aconsejamos descartar estos momentos en los que las percepciones y las emociones ?no los hechos- son utilizados para tomar decisiones equivocadas en el momento equivocado. Para un inversor a medio plazo, la cuestión no es tanto el propio abismo fiscal sino los cambios fiscales y recortes de gastos que pueden alterar las previsiones de los analistas, o incluso hacer descarrilar la frágil recuperación en China y alargar el estancamiento de la zona euro.

    Ésa es nuestra principal preocupación para 2013 y algo que no podemos explorar seriamente antes de conocer los detalles de la consolidación fiscal. Las últimas noticias políticas y económicas han inyectado más optimismo desde Europa y Asia. Esperemos que Washington no nos devuelva a un escenario más siniestro.