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Suiza, obligada a comprar cada vez más euros para frenar a su divisa
- Las reservas de moneda extranjera del banco central suizo suben un 60%
A poco menos de un mes para que se cumpla el primer aniversario de la intervención del tipo de cambio del euro contra el franco suizo por parte del banco central de suiza (SNB por sus siglas en inglés), la presión sobre la divisa helvética para que se aprecie continúa.
Una escalada que también sufrió el yen japonés aunque las autoridades niponas no la atajaron de forma tan contundente como las helvéticas, ya que la presión deflacionaria en el país centroeuropeo es mayor que la que sufre Japón y a Suiza principalmente solo tenía que preocuparse de su cruce contra el euro.
La presión vuelve a arreciar
Tras fijar el SNB un techo en el cruce de la moneda única contra el franco suizo, de manera que la divisa helvética no comprara más de 1,20 euros, la autoridad monetaria logró los efectos esperados. La divisa común se mantuvo por encima de ese tope en los meses posteriores hasta que la incertidumbre sobre la Eurozona volvió a socavar la fortaleza de la moneda única y que los inversores volvieran a fijarse en el franco suizo.
De esta forma, el euro acumula una depreciación del 1,2% en el año contra la divisa helvética y vuelva a ubicarse en el límite establecido de los 1,20 francos. Para sostener esta barrera ante la presión bajista del cruce euro/franco suizo, el SNB se ha visto obligado a comprar moneda extranjera, sobre todo euros, a cambio de vender francos.
Con esta operación la autoridad monetaria helvética consigue un doble efecto: incrementar la oferta de su divisa en el mercado para frenar su apreciación y, por otro, tira al alza el valor del euro. Todo ello con el fin de que el cruce de la divisa común frente a la moneda helvética no descienda por debajo del límite establecido.
Sin embargo, en los últimos meses, al arreciar la crisis de deuda soberana el SNB ha tenido que intensificar esta actuación para mantener débil a su divisa. Prueba de ello se refleja en el total de reservas de divisas extranjeras que el organismo emisor acumula en su balance. En concreto, si en agosto de 2011, el mes antes de intervenir su divisa, acumulaba una cantidad de moneda extranjera por valor de 255.274 millones de francos, esta cantidad se ha incrementado casi un 60% hasta los 406.000 millones en julio, el volumen más elevado que tenía esta institución desde enero de 2010.
Es más, en los últimos tres meses el incremento intermensual de las reservas de divisas extranjeras en el balance del SNB no ha sido inferior a los 40.000 millones de francos en términos absolutos, siendo la escalada más abrupta la que se dió entre abril y mayo cuando el volumen aumentó en 68.450 millones hasta los 305.933.
Mantener el ritmo
La cuestión es si el SNB va apoder mantener el tipo de cambio intervenido ante la presión creciente que el mercado ejerce sobre este. En un principio, los expertos no lo ponen en duda ya que el banco central suizo puede emitir su divisa en cantidades ilimitadas y con ello seguir sosteniendo su programa de compras de moneda extranjeras a costa de vender francos. El límite a esta actuación vendría cuando el incremento de la cantidad de francos en circulación elevara el nivel de precios de esta economía peligrosamente. Algo que se ve lejano al ser el último dato de inflación en Suiza del mes de julio del -0,7% interanual.
De esta forma, se prevé que la autoridad monetaria helvética continúe con su programa de compras de euros lo que a su vez limita las depreciaciones de la moneda única, que aun contando con este colchón son bastante significativas. No en vano, en 2012 es la divisa más débil entre las 10 monedas más negociadas.
Un pulso que dura un año
La batalla que mantiene Suiza con el mercado para frenar su divisa contra el euro tuvo sus antecedentes en agosto del año pasado, cuando se tuvo que acometer el segundo rescate a Grecia y volvió la tormenta sobre la deuda soberana y los inversores corrieron a cobijarse en varios activos, entre ellos el franco suizo. Una reacción que provocó una fuerte apreciación del franco que incluso coqueteó con la paridad con la moneda única.
Sin embargo, a la autoridad monetaria helvética no le hizo ninguna gracia que el mercado le colgara al franco suizo el sambenito de activo refugio, y ante la fuerte escalada de su divisa tomó cartas en el asunto. Así el 3 de agosto del pasado año el SNB bajó el tipo de interés oficial un cuarto de punto pasando del 0,25 al 0% -que sigue manteniendo en la actualidad- a la par que anunció un mayor suministro de liquidez para detener la escalada de esta divisa.
Pero los inversores no se amilanaron ante esta actuación y el ascenso del franco suizo continuó imparable. El 10 de agosto el organismo emisor señaló que incrementaría las inyecciones de liquidez para frenar al franco y 24 horas más tarde el vicepresidente del SNB, Thomas Jordan, declaró que "la creciente sobrevaloración del franco constituye una amenaza para la evolución de la economía suiza al perjudicar las exportaciones y poner en peligro la estabilidad de precios". A renglón seguido señaló que no se escatimarían recursos para poner fin a la fuerte apreciación de la moneda helvética y que se estudiaba incluso ligar la evolución de esta divisa con el euro.
Una amenaza en toda regla que el 6 de septiembre cobró forma. Esa fecha el SNB decretó que no toleraría que un euro comprara menos de 1,20 francos en el mercado, o lo que es lo mismo, estableció un tope máximo al valor de la divisa helvética en términos de la moneda única en los 0,833 euros. Así, con carácter inmediato el banco central suizo tomó la decisión histórica de modificar el régimen cambiario de flotación libre que mantenía desde siempre a uno intervenido.