Bolsa, mercados y cotizaciones
El peligro de una deuda partida en dos
La llamada Europa de las dos velocidades se ha asentado en el mercado de renta fija. Mientras que los países del centro del continente se financian cobrando intereses a sus acreedores a cambio de custodiar su dinero, los Estados de la periferia son machacados al exigirles por sus títulos las rentabilidades más elevadas desde que la 'moneda única' entró en circulación.
Muchas cosas se ha llevado por delante la actual crisis económica, incluso conceptos de la teoría económica no se han salvado de verse sobrepasados por la actual coyuntura. Uno de ellos es el llamado límite cero de los tipos de interés, según el cual la rentabilidad de un activo de deuda no puede ser inferior a cero, ya que nadie estaría dispuesto a prestar dinero a un tipo de interés negativo, dado que le resultaría más beneficioso mantener el dinero en efectivo. No en vano, la razón de ser que se le atribuye al tipo de interés es dar una compensación al ahorrador que sacrifica su consumo en el presente para disponer de más dinero en el futuro, una función que no podría cumplir si el interés es negativo.
Sin embargo, los tipos de interés negativos son una realidad cada vez más frecuente. El último caso es el que protagonizó Alemania este miércoles cuando captó 4.173 millones de euros en bonos con cupón cero -aquellos en los que la rentabilidad no la percibe el inversor en cada periodo en forma de cupón, sino que todo el ingreso se concentra en un único pago al vencimiento-. En concreto, el Estado germano registró en esa subasta un interés del -0,06%. Un rendimiento fruto de que los inversores estuvieron dispuestos a pagar 1.001,06 euros por deuda que dentro de dos años les devolverá sólo 1.000 euros. Pero Alemania no ha sido la única en lograr esa hazaña, junto a ella figuran Holanda, Suiza, Dinamarca, Francia, Bélgica y la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF).
¿Pero cuál puede ser el motivo que lleve a alguien a dejar dinero a tiempo presente para que en el futuro se le devuelva una cantidad menor a la prestada? La respuesta que dan los expertos es el pánico que actualmente impera en los mercados y que lleva a los ahorradores a actuar de forma aparentemente irracional.
"Los inversores, ante la incertidumbre, recurren a los bonos de algunos países que actúan como refugios de la misma forma que alguien puede pedir que su dinero quede protegido en la caja fuerte de un banco", señala Juan Ignacio Crespo, analista financiero. "Se prefiere tener el dinero invertido en deuda y pagar a cambio de que se custodie, a tenerlo en forma de liquidez en un banco ya que los inversores lo perciben como una opción más arriesgada dada las dudas sobre el sistema bancario", añade el experto. Sobre esta misma cuestión también se pronuncia José Luis Martínez Campuzano, estratega jefe de Citi en España. "Ante la desconfianza que hay sobre el euro, se contempla incluso una ruptura del área monetaria, los inversores toman posiciones en aquellos activos que en el peor de los escenarios les garanticen que podrán recuperar el capital invertido, aún a costa de tener que afrontar un coste por ello", indica.
Hacia una deuda 'bipolar'
Pero el miedo no sólo ha logrado que algunos países carguen a sus acreedores el pago de los intereses, sino que ha abierto una brecha en el tratamiento que los mercados brindan a cada nación. Ya que mientras que al centro de Europa no se le exige nada e incluso se le recompensa por emitir deuda en algunos plazos a los países de la periferia de Europa, entre los que se encuentran Italia y sobre todo España, el mercado les machaca exigiéndoles los intereses más altos desde su entrada en el euro para obtener financiación.
Una situación que queda todavía más latente al observar los datos que refleja el mercado secundario de renta fija, en que cotizan los bonos una vez han sido emitidos en las subastas. Así, el viernes el bono español y transalpino a una década cerró en el 7,27 y el 6,17%, respectivamente. Esto unido a que el bono germano a 10 años finalizó marcando su mínimo histórico con un rendimiento en el 1,17% contribuyó a que la diferencia entre las rentabilidades de la deuda española e italiana respecto al bund, la prima de riesgo, se ampliara hasta los 500 puntos básicos en el caso de Italia y hasta los 610 puntos España, una brecha inédita desde que el euro entró en circulación. Resulta insólito que los inversores estén dispuestos a comprar deuda germana a una década a cambio de una rentabilidad tan baja, y no hay que olvidar que quien compre en estos precios se expone a una peligrosa corrección si las aguas de las crisis europea vuelven a su cauce. En el mercado secundario Alemania registra intereses negativos en su bono a 1, 2 y 3 años.
No es ni muchos menos la única ya que entre los países que en alguno de sus tramos registran rentabilidades inferiores a 0 también figuran actualmente en esta plataforma Holanda, Dinamarca, la FEEF y Suiza. Siendo el país helvético el que transmite la impresión de ser la caja fuerte más sólida ya que hasta para su deuda con vencimiento a un lustro el pago de los rendimientos cae del lado de los acreedores y no de los deudores como vendría a ser lo lógico.
Fundamentales... ¿Qué es eso?
De esta forma, queda constatado la asimetría con la que los mercados tratan a distintos países europeos. Pero, ¿realmente la situación macroeconómica de estos estados justifica esta disparidad?
Si nos fijamos en los considerados países periféricos su radiografía respecto al centro de Europa no es tan distinta. Sin ir mas lejos los datos de España e Italia en 2011 mostraron una deuda y un déficit público del 68,5 y el 8,9%; y del 120,1 y del 3,9%, respectivamente.
Por su parte, dentro de la élite de países que hasta ahora se han logrado financiar a intereses negativos no muestran una cifras muchos mejores o que al menos inviten a pensar que la asimetría entre el interior del Viejo Continente y la zona bañada por el Mediterráneo, que se reflejan en el mercado sea equiparable a la que presentan por sus fundamentales.
Tal es el caso de Bélgica y Francia cuyo apalancamiento es del 98 y el 85,8% respectivamente y la diferencia entre sus ingresos y sus gastos en el anterior ejercicio fiscal fue de un déficit presupuestario del 3,70 y del 5,20 sobre su Producto Interior Bruto (PIB). Pero incluso los otros países elegidos como guardianes del dinero, por parte de los inversores manifiestan unos estados mucho mejores que los periféricos. La deuda pública de Alemania, Holanda, Suiza y Dinamarca en 2011 fue del 81,2, el 65,2, el 55 y el 46,5% en cada caso.
Además todos estos países, el pasado año registraron déficit salvo Suiza que tuvo un leve superávit presupuestario del 0,4%. En concreto, el desequilibrio que presentaron fue del 1 por ciento, en el caso de la economía germana, 4,70% los Países Bajos y del 1,80% sobre su PIB en lo que respecta a Dinamarca.