Bolsa, mercados y cotizaciones
...y también en los productos nacionales más conservadores
Las alternativas más tradicionales, como la deuda pública a corto plazo o los depósitos bancarios, también ganan atractivo como alternativas de inversión seguras con las que pasar el trance por el que transitan en estos momentos los activos con más riesgo.
¡A las trincheras! El vapuleo que vienen sufriendo los parqués en las últimas semanas ha acelerado lo que los expertos denominan, de forma entre técnica y eufemística, huida hacia la calidad. En castizo, consiste en poner el dinero a buen recaudo. Y aunque en los mercados hay activos financieros que poseen la vitola de refugios, como el oro, el franco suizo, el yen japonés o los bonos alemanes, también hay otras alternativas apetecibles para los ahorradores que prefieran opciones más tradicionales.
Una de ellas es la deuda pública española. ¿Cómo? ¿Con las dificultades que está atravesando en los mercados? Sí, porque una cosa es que España deba pagar más intereses para poder financiarse y otra muy distinta que eso suponga una mala noticia para las personas que quieran invertir en ella. Lo que deben tener claro es que lo que resulta aconsejable es dirigir el dinero a aquellos activos que emite el Tesoro Público a un plazo no demasiado largo.
El Tesoro subastará letras a 12 y 18 meses el próximo 16 de agosto y títulos a tres y seis meses el 23 de agosto. En la última emisión, celebrada en julio, las letras a tres meses salieron al mercado con un interés medio del 1,90 por ciento; las letras a seis meses, al 2,52 por ciento; a 12 meses, al 3,70 por ciento; y a 18 meses, al 3,91 por ciento. En los tres primeros casos se trató de la rentabilidad más alta desde 2008, un viaje en el tiempo que para los títulos a 18 meses se remontó hasta 2002.
Aunque las compras de deuda española por parte del Banco Central Europeo (BCE) han mitigado las tensiones en las últimas jornadas -la prima de riesgo ha descendido de los 369 a los 266 puntos básicos en la última semana- y eso puede propiciar el pago de un menor interés, éste aún se mantendrá alto. Tomando como referencia el comportamiento registrado por los bonos a dos años, una referencia válida para los títulos a corto plazo, en el mercado secundario -en el que cotiza la deuda tras haber sido emitida-, las rentabilidades podrían oscilar entre el 1,5 por ciento de los títulos a más corto plazo y el 3,25 por ciento de las letras a 18 meses.
Un matiz adicional: aunque los bonos a tres y cinco años y las obligaciones a 10 años o más plazo ofrecen un mayor rendimiento, que oscila entre el 3,75 y el 6 por ciento, debe tener en cuenta dos cuestiones. La primera, que al ser a más largo plazo están expuestos a más riesgos -como, por ejemplo, que puedan subir los tipos de interés-, con lo que el precio de los títulos puede caer y si el inversor se ve obligado a venderlos sufriría la consiguiente pérdida. Y la segunda, que si se quieren mantener hasta el final, esos títulos tienen un coste de oportunidad mayor precisamente porque su vida también lo es.
Más posibilidades
Junto a la deuda a corto plazo, los depósitos bancarios rivalizan por captar el dinero de los ahorradores más conservadores. Y lo consiguen porque las entidades financieras continúan ofreciendo rendimientos atractivos. En este sentido, conviene tener presente que los tipos de interés oficiales se encuentran en la actualidad en el 1,5 por ciento y que los mejores productos más que duplican esa cifra, una circunstancia anómala -derivada precisamente de las tensiones que sigue habiendo en los mercados- que conduce a que se siga hablando de depósitos extratipados. Así, aún pueden encontrarse rentabilidades que rondan o superan el 4 por ciento, desafiando incluso el Decreto Salgado, por el que se limita el interés que pueden ofrecer al euribor a 12 meses más 100 puntos básicos -en estos momentos, el 3,06 por ciento-.
Otra opción pasa por la deuda privada, es decir, la emitida por las compañías y los bancos. En este terreno, Teresa Gimeno, de Banif, aconseja títulos de sociedades "con ingresos diversificados geográficamente", de ahí que destaque como alternativa los títulos de Telefónica, Repsol, Iberdrola, Santander y BBVA que cumplen ese requisito.