Bolsa, mercados y cotizaciones

Intervencionismo contra la fiebre bajista



    Todo hacía presagiar una semana positiva para las bolsas tras la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de comprar deuda pública española e italiana para calmar la crisis periférica, pero los mercados del Viejo Continente se encontraron con nuevas dudas en EEUU y con continuos rumores sobre Francia.

    Ni siquiera el fuerte repunte de las últimas dos jornadas y la decisión de varios países europeos -entre ellos, España- de prohibir las posiciones cortas para frenar la volatilidad fueron suficientes, porque sólo el parqué británico acumuló un balance semanal positivo.

    La medida anunciada a última hora del jueves por los organismos reguladores de Francia, España, Italia y Bélgica fue la aspirina a la que recurrió el mercado de acciones para calmar las caídas anteriores. Tras el Ftse 100, el Ibex 35 fue el indicador que mejor se comportó tras repuntar ayer un 4,82 por ciento y despedir la semana con una ligera caída del 0,28 por ciento. Una tendencia bajista que se alarga ya a las últimas tres semanas.

    Sin embargo, la tormenta amainó en renta fija. La intervención del BCE anunciada a última hora del domingo y que contempla la compra de bonos españoles e italianos fue el particular bálsamo de la deuda periférica. De hecho, la fuerte actividad del BCE en el mercado de bonos español e italiano ha permitido que ambas primas de riesgo se hayan alejado del peligroso nivel de los 400 puntos básicos que sobrepasaron la semana pasada. La española, por ejemplo, ha pasado de los 369 a los 265 puntos básicos, lo que supone un retroceso semanal del 28 por ciento, el mayor desde mayo de 2010. Lo mismo sucede con el diferencial entre el bono italiano y el alemán a diez años. Si cerró el viernes pasado en los 373 puntos, ayer lo hizo en los 268.

    "Está claro que el BCE no puede resolver los problemas de la eurozona. Pero el hecho de que pueda reducir la espiral de contagio puede ayudar a restaurar la estabilidad", afirmaban desde la gestora norteamericana Pimco. De hecho, Italia consiguió reducir un 20 por ciento la rentabilidad que pagó en su última subasta de letras a 12 meses e incluso en las sesiones en las que se apuntaba a que Francia podría ser la siguiente en sufrir un recorte de rating que le hubiese llevado a perder su triple A, la rentabilidad de los bonos español e italiano prolongaron su descenso. Tanto, que la primera hay conseguido situarse por debajo del 5 por ciento y la segunda ha estado a punto de despedir la semana bajo ese nivel (ayer cerró en 5,01 por ciento).

    Semana de vaivenes en Wall Street

    Ni siquiera la decisión de la Reserva Federal de mantener los tipos de interés actuales hasta mediados de 2013 y un buen dato sobre el mercado laboral fueron suficientes para cerrar en positivo. A Wall Street todavía le siguen pesando el recorte de rating que le impuso S&P el 5 de agosto y la publicación de unos datos macroeconómicos que ponen en evidencia la ralentización que vive el país. Buena prueba de ello es que ayer el resultado de la confianza del consumidor de la Universidad de Michigan fue el peor de los últimos treinta años -cayó en agosto hasta los 54,9 puntos, cuando se esperaban 62 puntos-. A pesar de ello, los principales indicadores estadounidenses resistían en positivo con subidas superiores al 1 por ciento, aunque registraban caídas semanales de algo más del 1 por ciento.

    La política monetaria sin precedentes implantada por el banco presidido por Ben Bernanke para frenar la debilidad de la economía estadounidense tuvo sus reacciones inmediatas. En las jornadas posteriores, los bancos centrales de Noruega, Corea del Sur e Indonesia mantuvieron sus respectivos tipos y Suiza anunció nuevas medidas para combatir la continua apreciación del franco suizo, uno de los refugios por excelencia.

    Ante el espectacular repunte de la volatilidad de los mercados -el VIX, que mide la volatilidad en el S&P 500, llegó a alcanzar los 48 puntos, aunque se fue relajando y cerró con un repunte semanal del 9 por ciento hasta los 35 puntos-, el miedo volvió a apoderarse de muchos inversores y se cobijaron en otros activos, como el oro. El metal precioso se revalorizó un 5 por ciento en los últimos cinco días y el precio de la onza volvió, incluso, a marcar un máximo histórico en los 1.813 dólares. Por el contrario, el precio del barril Brent -de referencia en el Viejo Continente- continuaba por encima de los 106 dólares, niveles similares a los de la semana pasada.