Bolsa, mercados y cotizaciones
La deuda lusa se dispara al nivel que precedió al rescate de Grecia e Irlanda
Adiós a la tregua soberana. La crisis de la deuda pública europea volvió a golpear hoy con contundencia a Portugal. A primera hora, la rentabilidad de los bonos lusos se disparó hasta el 7,63 por ciento, el nivel más alto de la historia. Sólo la intervención del Banco Central Europeo (BCE), que salió al mercado para comprar títulos portugueses, aplacó la escalada de las presiones. Su mano visible propició que el rendimiento se frenara hasta el 7,32 por ciento, por debajo incluso del 7,36 por ciento al que había llegado en la víspera.
Sin embargo, este inducido alivio no bastó para ocultar la sensación de que la amenaza del rescate persiste sobre Lisboa. Es más, la superación de la barrera del 7,5 por ciento contiene una envenenada premonición: en los casos de Grecia e Irlanda, ambos países solicitaron la asistencia financiera de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) apenas dos semanas después de que sus respectivos bonos a 10 años rebasaran la frontera del 7,5 por ciento -ver gráfico-. Estos precedentes pesan como una losa sobre Portugal. "No olvidemos que las rentabilidades de los bonos de Irlanda y Grecia estaban en torno al 7 por ciento cuando sus economías fueron rescatadas", certifica Soledad Pellón, estratega de mercados de IG Markets.
Gracias a la ayuda del BCE, que en las dos últimas semanas había interrumpido la adquisición de deuda periférica, Portugal se libró ayer de las presiones. La presencia de la institución monetaria también permitió que la prima de riesgo de Portugal, medida por la diferencia entre la rentabilidad de los bonos lusos y alemanes a 10 años, se situara por la tarde en los 400 puntos básicos -ó 4 puntos porcentuales-, cuando por la mañana llegó hasta los 438 puntos básicos.
Ahora bien, el susto quedó ahí y recordó el peligro que acecha a Portugal, que la próxima semana examinará su verdadera credibilidad en los mercados, puesto que el miércoles subastará letras a 12 meses. Esta referencia, así como el retorno de las tensiones, también repercutirá en el Tesoro Público español, que el martes subastará letras y el jueves, obligaciones. Hoy, el rendimiento del bono a 10 años repuntó del 5,31 al 5,33 por ciento y la prima de riesgo española, de los 201 a los 203 puntos básicos.
Bruselas pide un pacto ya
Con el retorno de la tensión como telón de fondo, la Comisión Europea ha reclamado hoy que los países de la zona euro pacten cuanto antes aumentar y flexibilizar el mecanismo de rescate de eurosocios al borde de la quiebra. Y sacó pecho al recordar que hace un mes había aconsejado cerrar el acuerdo en la cumbre de los líderes de la UE del pasado 4 de febrero en Bruselas.
Pero en lugar de aprovechar la tranquilidad del mercado para zanjar esta cuestión y poner fin a la incertidumbre de si el mecanismo de auxilio es realmente eficaz y cuenta con medios suficientes para apuntalar a economías como la española o la italiana -demasiado grandes para dejarlas caer, pero también demasiado grandes para rescatarlas-, Berlín complicó el debate introduciendo nuevas exigencias de austeridad presupuestaria y salarial a cambio de amparar a sus socios.
La cumbre europea del 4 de febrero fue un fracaso: provocó una revuelta de países como Austria, Bélgica y Luxemburgo contra los dictados de Alemania -secundada por Francia-; y sembró entre los mercados dudas sobre la capacidad de los Gobiernos europeos de ponerse de acuerdo para proteger la estabilidad del euro. Dudas que ahora se vuelven contra Portugal, y que multiplican las especulaciones sobre si Bruselas debe presionar a Lisboa, como hizo con Dublín, para que acepte ser rescatada.
La presión del mercado espoleará la negociación comunitaria. Mañana se reúnen en Berlín Wolfgang Schäuble, ministro alemán de Finanzas, y su homóloga francesa Christine Lagarde. Esta reunión podría aclarar también quién será el futuro presidente del BCE cuando en octubre expire el mandato de Jean-Claude Trichet. A esta cita no acudirá, finalmente, Axel Weber, presidente del Bundesbank y cuya renuncia a suceder al banquero galo al frente del BCE ha abierto otro foco de tensión en la región. El lunes se reunirán en Bruselas los ministros de Economía y Finanzas de los 17 países del euro. Y el martes, los de los 27 países de la UE.