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Una huelga contra el ajuste y la reforma de las pensiones paraliza Grecia



    Una huelga paralizaba este jueves los transportes marítimos, ferroviarios y aeronáuticos de Grecia, en una nueva protesta convocado por los sindicatos contra la reforma del sistema de pensiones aprobado la noche del miércoles por el Parlamento.

    Varios miles de personas participaban poco antes del mediodía en una manifestación en el centro de Atenas, convocada por las dos mayores centrales sindicales del país (GSEE, del sector privado, y Adedy, de los funcionarios públicos).

    Los participantes enarbolaban banderolas que reclamaban "Otras soluciones", exigían la renuncia del gobierno y llamaban al "levantamiento" de la población.

    Otra concentración, también de varios miles de personas, se llevaba a cabo en un barrrio vecino, convocada por el PAME -frente sindical del ultraortodoxo Partido Comunista, el KKE- con pancartas que exigían "que la plutocracia pague la crisis". Ambas columnas se dirigían hacia el Parlamento, a unos centenares de metros.

    Una huelga de 4 horas de los controladores aéreos y otra de 24 horas del personal de la aviación civil obligaron a anular unos 80 enlaces aéreos nacionales e internacionales, indicó el aeropuerto internacional de Atenas. Todos los navíos permanecieron amarrados en los muelles y las compañías marítimas avisaron a los turistas que querían viajar a las islas que sólo zarparían el viernes.

    Los trenes y transportes urbanos en Atenas también estaban paralizados. La huelga general, convocada la semana pasada contra el proyecto de generalizar a 65 años la edad mínima de jubilación, es la sexta que se lleva a cabo desde febrero pasado.

    El cese de actividades afectaba igualmente a la administración pública, los hospitales y las empresas públicas. El país se veía privado además de informativos, dado que el sindicato de periodistas se sumó al paro. La cuestionada ley fue adoptada el miércoles por el Parlamento, que votó además un recorte promedio de 7% del monto de las pensiones.

    El Gobierno socialista griego se comprometió ante sus socios de la Zona Euro y ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) a adoptar un severo ajuste a cambio de un paquete de 110.000 millones de euros en tres años que busca evitar que el país, apabullado por una enorme deuda pública y un abultado déficit fiscal, se declare en bancarrota.