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Metro gana el premio a la mejor instalación geotérmica de la región
Metro recibió el galardón durante la VII jornada anual de la "Cátedra Rafael Mariño de Nuevas Tecnologías Energéticas", que comenzó ayer en la Universidad Pontificia de Comillas y que finaliza hoy.
La estación de Metro de Pacífico se ha convertido en la primera estación de la red de Metro capaz de aprovechar la energía del subsuelo para la climatización de sus instalaciones gracias a un sistema de intercambio energético basado en la geotermia. Este sistema permite aprovechar el calor y frío de la tierra.
La energía geotérmica consiste en aprovechar el subsuelo como fuente inagotable de energía para generar tanto calefacción como refrigeración, ya que basa su funcionamiento en la capacidad de la tierra, a partir de una cierta profundidad, de acumular el calor procedente del sol, manteniendo una temperatura prácticamente uniforme a lo largo de todo el año.
Gracias a esta instalación, que cuenta con la subvención de la Consejería de Economía y Hacienda, a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), se ha dotado de un sistema de climatización completamente respetuoso con el medio ambiente a los andenes de la línea 1 de la estación de Pacífico, así como a los cuartos técnicos y a los locales comerciales de la estación.
Esto supone climatizar una superficie total de 1.090 metros cuadrados (640 metros cuadrados en andenes y 450 metros cuadrados, en locales comerciales y dependencias).
El sistema funciona a través de un intercambiador de calor terrestre y unas bombas de calor geotérmico que ceden calor al suelo cuando funcionan como refrigeración y absorben calor del suelo mientras funcionan como calefacción.
La instalación de este sistema ha supuesto una inversión de 700.000 euros.
En las fases iniciales del proyecto se procedió a la realización de estudios previos de hidrogeología en la zona, para determinar la viabilidad del terreno y sus características en cuanto a temperatura, conductividad térmica media y profundidad del nivel freático.
Sobre la base de los resultados de este estudio, se determinó la implantación de un intercambiador de calor terrestre formado por un bucle cerrado que consiste en 32 tubos en forma de 'U' de polietileno de alta densidad introducidos a unos 150 metros de profundidad, ya que a esa profundidad la temperatura del suelo es de unos 15 ºC.
Por el interior de estos tubos circula un fluido caloportador capaz de vehicular la carga térmica de la instalación.
Posteriormente, una serie de bombas de calor geotérmico se conectan a este intercambiador de calor para transferir el calor o el frío extraído del subsuelo al sistema de distribución, lo que permite hacer llegar a la estación la calefacción o la refrigeración en cada caso.