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La Asamblea del FMI acaba con un acuerdo en el Banco Mundial, pero bajo la sombra de Grecia



    Washington, 25 abr (EFE).- La Asamblea del FMI y el BM acabó hoy con un pacto para dar más poder a los países emergentes en el Banco y aumentar su capital, pero bajo la sombra de la crisis de Grecia, que fue la preocupación principal de los ministros.

    El ascenso de los países en desarrollo en la escena mundial, acelerado durante la crisis económica, dio hoy un nuevo paso con la decisión en el Banco Mundial, que su presidente, Robert Zoellick, tildó de "histórica".

    El Comité de Desarrollo conjunto de esa entidad y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el que están representados los 186 países miembros, accedió a aumentar en 3,13 puntos porcentuales el poder de voto de las naciones emergentes en el BM.

    Ganan naciones grandes como India, Brasil, México y especialmente China, que se convierte en el tercer accionista del organismo, tras Estados Unidos y Japón.

    Ceden terreno naciones ricas como Alemania, Francia, Japón y Reino Unido, aunque no Estados Unidos, cuya cuota de poder es aún inferior al peso de su economía en el mundo.

    Con el cambio, los países emergentes se quedan con el 47,19 por ciento del voto en el Banco Mundial y para la nueva revisión, en 2015, aspiran a lograr el 50 por ciento.

    "Espero que se logre la paridad con el tiempo", dijo Zoellick en la rueda de prensa de clausura de la Asamblea.

    El Comité de Desarrollo también acordó una ampliación del capital del BM de 5.100 millones de dólares, la primera en más de 20 años, que le permitirá aumentar sus programas de desarrollo.

    De esa cifra, 1.600 millones de dólares vendrán de aportaciones extra de los países que reciben más peso, mientras que el resto lo pondrán todos los miembros, según su cuota en la institución.

    La decisión de hoy culmina un proceso de negociaciones iniciado en septiembre, cuando el G-20 solicitó que los países ricos transfirieran al menos un 3 por ciento del voto a las naciones en desarrollo en el Banco Mundial.

    Mientras, los miembros del FMI negocian una cesión similar de por lo menos 5 puntos porcentuales, con la meta de llegar a un acuerdo a más tardar en enero de 2011.

    "Lo que ha ocurrido en el Banco nos ayuda mucho, porque abre camino", dijo en la rueda de prensa su director gerente, Dominique Strauss-Kahn.

    La Asamblea tuvo lugar en un clima económico mucho más positivo que el que dominó la anterior, celebrada en octubre en Estambul.

    Ya nadie duda de que la recuperación gana brío, ni siquiera los pesimistas del Fondo, pero la crisis fiscal griega ha caído como un balde de agua fría.

    El viernes Atenas solicitó el programa de ayuda prometido por Europa y el FMI, después de un nuevo golpe de los mercados a sus bonos por la revisión al alza de su déficit del 2009.

    Con ello se puso en marcha el cronómetro para que las partes logren un acuerdo rápido que aplaque a los inversores y en Washington eso significó un alud de reuniones sobre el tema.

    El ministro de Finanzas griego, Yorgos Papaconstantinu, se encontró con los titulares de economía de Estados Unidos, Brasil, Rusia y China, además de con los representantes europeos.

    El resultado fueron promesas de que se actuará con celeridad y de que Grecia tendrá dinero para hacer frente a los pagos de su deuda, el primero de los cuales cae el 19 de mayo, pero no hubo información del tamaño total de la ayuda durante tres años o de lo que Atenas tendrá que hacer para recibirla.

    Los Gobiernos de la zona euro se han comprometido a extenderle créditos por 30.000 millones de euros en el primer año de vigencia del programa, a lo que se añadirían unos posibles 15.000 millones de euros del FMI.

    Aparte de Grecia, otro tema principal de la Asamblea fue la propuesta del Fondo de aplicar dos impuestos al sector financiero para pagar por futuros rescates y desincentivar la toma de riesgo.

    En ese ámbito lo que quedó claro es que no hay consenso, pues los países que no sufrieron una crisis financiera rechazan imponer nuevos gravámenes a sus bancos.

    Por lo menos el acuerdo sobre la reforma del Banco Mundial permitirá a los ministros volver de Washington con un buen sabor de boca.