Bolsa, mercados y cotizaciones
La tasa de Obama no reducirá el riesgo de la banca
El anuncio de ayer de que Obama piensa imponer un impuesto a los bancos para que devuelvan el dinero público recibido causó tal revuelo en Wall Street, que hasta David Callaway, el redactor jefe de MarketWatch, publicó una columna para analizarlo. Y su tesis es desalentadora: la tasa no cambiará los comportamientos arriesgados de la banca.
A su juicio, se trata de un anuncio eminentemente político, que sirve para calmar la sed de sangre de Wall Street que tiene el público y acallar las críticas al presidente por dilapidar ingentes recursos públicos en rescatar a la banca en vez de destinarlos a usos más productivos. "¿Pero será suficiente para borrar esa petulancia que mostraron los banqueros en Washington el miércoles?", se pregunta. Y responde: "No cuenten con ello".
Así, cita el ejemplo del impuesto sobre los bonus del Reino Unido, que ha fracasado porque la mayoría de los bancos asumirán esa tasa y subirán sus bonus.
El plan de Obama pretende gravar los pasivos de los bancos, lo que en teoría les incentivará a mantenerlos bajos para no pagar más impuestos. Pero los bancos ya pagan impuestos sobre los beneficios y eso nunca les ha hecho desear tener menores ganancias, recuerda Callaway. A su juicio, los traders de las entidades no se van a preocupar por los impuestos cuando compitan para ganar el máximo posible con sus operaciones con el fin de obtener el mayor bonus.
"Este impuesto será masticado, escupido, troceado en media docena de contratos de derivados, vendido y prestado antes de que las autoridades ni siquiera sepan cómo recaudarlo", sentencia.
De la comparecencia de los grandes banqueros en el Congreso se deduce que piensan que los ciclos financieros son inevitables, por lo que su idea es ganar todo el dinero que puedan mientras puedan y después capear la crisis a la espera de la siguiente subida del mercado. De hecho, uno de ellos, Jamie Dimon, llegó a decir que le había explicado a su hija que la definición de crisis financiera es algo que pasa cada pocos años. Y encima aseguran que no se les puede pedir que adivinen qué van a hacer los mercados.
Callaway sostiene que Obama no puede impedir las crisis financieras igual que no puede eliminar el terrorismo ni solucionar el calentamiento global. Pero sí puede atacar las raíces que explican por qué Wall Street se mete en problemas cada pocos años. Porque es algo que se conoce desde la Gran Depresión. En su opinión, la reforma estructural y regulatoria es la única respuesta.
Wall Street ha demostrado de forma palmaria que no puede regularse a sí misma, por mucho que insistan los banqueros. Por eso, propone que los grandes bancos tengan que dividirse en bancos de inversión, por un lado, y bancos de depósitos y préstamos, por otro. Es decir, algo parecido a la famosa ley Glass-Steagall de 1933. El sistema de bonus también debe ser regulado y deben imponerse normas estrictas para que los bonus se devuelvan si algo sale mal, asegura Callaway.
Finalmente, propone que los líderes de la industria, los reguladores y los bancos centrales deben formar grupos para monitorizar el riesgo sistémico y hacer estallar las burbujas cuando llegan demasiado lejos.
"Nadie, ni los niños en el colegio ni los banqueros multimillonarios, quiere más normas. Es natural. Pero Wall Street ha demostrado que la alternativa es peor. El presidente Obama tiene una oportunidad histórica para resolver este problema antes de que la próxima burbuja estalle. Debería aprovecharla", concluye.